En una demostración escalofriante del poder devastador de la naturaleza, la ciudad de Derna, situada en el este de Libia, ha sufrido una tragedia de proporciones bíblicas

Una inundación catastrófica, desencadenada por la tormenta Daniel, ha dejado miles de muertos y desaparecidos. Una tragedia sin precedentes en la historia reciente del país. Pero ¿cómo pudo suceder algo así y qué retos se presentan ahora? 

La inundación del wadi

La tormenta Daniel no tuvo misericordia, azotando a varios países del Mediterráneo antes de hacer su devastadora entrada en Libia. Las intensas lluvias que trajo consigo llenaron un wadi, un lecho de río normalmente seco en las colinas al sur de Derna, hasta un punto crítico. El término árabe se utiliza para referirse a un valle o río extremadamente seco por el cual solo discurre agua en la temporada de lluvias y cuya sequedad se debe a que su caudal es temporal.

La cuestión es que la presión resultante fue demasiado para las dos presas que debían proteger la ciudad, las cuales cedieron, liberando una marea de destrucción a su paso.

Abdelwanees A. R. Ashoor, un hidrólogo de la Universidad Omar Al-Mukhtar de Libia, había destacado previamente el riesgo inminente que Derna enfrentaba debido a la posible inundación del wadi, citando cinco inundaciones significativas desde 1942 y urgiendo a acciones preventivas. Lamentablemente, estas advertencias no fueron atendidas a tiempo.

La imagen de Derna tras la inundación es desgarradora. En algunos informes, más de un cuarto de la ciudad ha sido erradicado, dejando a su paso una serie de estructuras destruidas, vehículos volcados y barrios enteros barridos del mapa. 

El recuento inicial de la devastación refleja la pérdida de infraestructuras críticas, incluyendo todos los puentes de la ciudad, y daños severos a los suministros básicos de agua y electricidad. Las estimaciones fluctúan enormemente, con algunas fuentes citando hasta 20.000 posibles muertes

A pesar de estas dificultades, ha habido un flujo de apoyo desde varias fronteras, con equipos de rescate llegando desde países vecinos como Egipto, Túnez, los Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Qatar. Sin embargo, la magnitud del desastre es tal que los suministros básicos, como bolsas para cadáveres, se están agotando rápidamente, exacerbando aún más las dificultades enfrentadas por los rescatistas.

Una llamada a la acción

La tragedia en Derna no solo es una demostración de la furia incontrolable de la naturaleza, sino también una dolorosa recordatoria de la importancia de la preparación y la respuesta eficaz en momentos de crisis. La necesidad de servicios meteorológicos funcionales y sistemas de alerta temprana nunca ha sido más evidente.

Esta calamidad también destaca la necesidad crítica de estabilidad y unidad en Libia, una nación que ha estado plagada de conflictos y caos desde la caída de Muammar Gaddafi en 2011. Solo a través de la cooperación y la unidad, Libia puede esperar recuperarse de esta tragedia y trabajar hacia un futuro más seguro y estable.

Mientras tanto, las comunidades afectadas en Derna luchan para recuperarse, enfrentándose a una pérdida inimaginable y reconstruyendo desde las ruinas lo que una vez fue su hogar.

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