Actualizado a
· Lectura:
Corría el año 1482 cuando Ludovico Sforza, a la postre Duque de Milán, mandó un nuevo encargo a Leonardo: crear la que habría sido la estatua ecuestre más grande del mundo. El artista de Vinci realizó un modelo de arcilla que tenía una altura de más de 7 metros de altura y que finalmente debía construirse en bronce. En 1499, sin embargo, la guerra llegó a Milán y el caballo realizado en arcilla fue destruido y nunca llegó a construirse el enorme equino. El bronce que iba a ser usado para realizar la escultura, debió destinarse a fabricar munición para la guerra. Los diseños de Leonardo da Vinci realizados en papel sobrevivieron, pero el artista murió antes de que “Il Gran Cavallo” pudiera ser construido.
Pero la fascinación por el trabajo y el arte de Leonardo hizo que el caballo volviera a la vida hace unos pocos lustros. Unos 500 años después de su muerte, inspirado en el artículo publicado en National Geographic en 1977 con el título “The Horse that Never was” (El caballo que nunca existió), el mecenas Charles C. Dent convirtió la realización del caballo de Leonardo en una obsesión, en el trabajo de su vida. A sus muerte en 1994 la escultora Nina Akamu desarrolló la obra de Leonardo completándose en bronce un enorme caballo que actualmente se encuentra en el hipódromo de San Siro, en Milán (Italia). 5 réplicas más de esta versión primera versión han sido realizadas y se encuentran en distintas partes del mundo. El genio sigue vivo cientos de años más tarde.