
La Fortaleza, el vínculo entre el cielo y la tierra para las comunidades indígenas de Gran Canaria
Se ha sugerido que este imponente conjunto, situado en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, formaba parte del territorio de Humiaga, una de las montañas sagradas de los indígenas que se mencionan en la época de la conquista española, en el siglo XV. Por entonces, hacía casi mil años que La Fortaleza constituía un foco de atracción para las comunidades indígenas, como lo atestiguan los dos cráneos de los siglos V-VI hallados en la cima o roque mayor, la Fortaleza Grande. Estos enterramientos dan cuenta del temprano carácter singular de este enclave, para el que recientemente (en la exposición Tocando el Cielo. La Fortaleza como espacio sagrado, Fundación DISA) se ha propuesto un posible significado cosmológico, como nexo de unión entre el cielo y la tierra.
Grabados rupestres en la cima de La Fortaleza
El centro del conjunto es la Fortaleza Grande, en cuya cima hay grabados rupestres, muros quizá defensivos y estructuras de piedra vinculadas a prácticas rituales y que algunos autores relacionan con el seguimiento de los equinoccios de primavera y otoño (los momentos del año en que la noche y el día tienen aproximadamente la misma duración). Esta relación de La Fortaleza Grande con las estaciones se manifestaría con claridad durante el solsticio de verano, cuando la luz solar atraviesa un túnel de la montaña y emerge por la vertiente opuesta como un sólido haz luminoso. Así pues, el carácter de La Fortaleza como manifestación de lo sagrado podría tener un anclaje en fenómenos astronómicos, y ese carácter sacro se manifestaría en los enterramientos y estructuras de su cima y en los grabados e inscripciones que puntean el camino de ascenso, el cual sería una escalera al punto donde el mundo terrenal entra en contacto con el celestial.