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La Galería de Arte de Rostock, situada en esta ciudad del norte de Alemania, acogió la exposición temporal Arte obediente. Arte y política en el nacionalsocialismo, hasta el 18 de junio de 2017. El arte nazi es un tabú en Alemania, pero en esta muestra se trata de forma crítica e incluso se cuestiona su valor artístico, pues las obras que se exhiben, aparentemente inofensivas, no reflejan la cruel realidad de la época: millones de personas muertas en la guerra y en el Holocausto, unos hechos que nunca deberían de ser olvidados.
El arte obediente (Artige Kunst) se presenta aquí irónicamente en contraposición al arte degenerado (Entartete Kunst), aquel que debía ser menospreciado y prohibido porque "insulta al sentimiento alemán, o destruye o confunde la forma natural, o simplemente revela una ausencia de aptitud manual y artística adecuada", en palabras de Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda del Tercer Reich.
La muestra reúne obras de artistas marginados o perseguidos como Felix Nussbaum (víctima del Holocausto), Otto Dix (considerado un artista degenerado) y George Grosz (emigró a los Estados Unidos), junto a artistas protegidos por el régimen nazi como Arno Breker, Sepp Happ o Gerhard Keil, quien pintó a hombres y mujeres arios de cuerpos atléticos. La editorial Kerber Verlag ha lanzado un libro de 240 páginas con motivo de la muestra, que incluye fotografías de las obras expuestas, algunas cedidas por coleccionistas de arte que desean permanecer en el anonimato.