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Los habitantes del poblado neolítico de La Draga, situado en la orilla oriental del lago de Banyoles (Girona), usaron hongos como yesca para encender o transportar el fuego hace ya 7.300 años, explicó ayer la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en un comunicado. La mayoría de ejemplares recuperados en La Draga pertenece a la familia de los políporos, unos hongos que normalmente se encuentran en troncos en descomposición, aunque también pueden parasitar árboles vivos. Son especies no comestibles que, sin embargo, han sido tradicionalmente utilizadas para encender fuego, por lo que se las conoce también como hongos yesqueros. Son altamente inflamables por su estructura leñosa y, por tanto, ideales para iniciar y transportar el fuego. Ötzi, el hombre de hielo, transportaba restos de hongos yesqueros entre su equipo.
Las condiciones excepcionales del yacimiento de La Draga para la conservación de restos arqueológicos, que permanecen sumergidos en el nivel freático, han permitido a los investigadores recuperar hasta 86 restos de hongos, algunos completos, de seis especies: Skeletocutis nivea, Coriolopsis gallica, Daedalea quercina, Daldinia concentrica, Ganoderma adspersum y Lenzites warnieri. "El uso del fuego está bien documentado en La Draga, pero hasta ahora no habíamos encontrado ningún indicio sobre los materiales que utilizaban para encenderlo o transportarlo. Numerosos hongos recuperados en La Draga fueron seleccionados, trasladados de los bosques de los alrededores del poblado, secados y almacenados con la intención de ser utilizados como yesca", afirma Raquel Piqué, investigadora del Departamento de Prehistoria de la UAB y coautora del estudio, publicado ayer en PLOS ONE.
El estudio, en el que también participan Marian Berihuete-Azorín, Josep Girbal, Antoni Palomo y Xavier Terradas, describe uno de los casos más antiguos que se conocen del uso tecnológico de hongos y la singular colección de estos organismos es única en la prehistoria europea. La Draga se descubrió en 1990 y, desde entonces, se han sucedido las campañas de excavación bajo la coordinación del Museu Arqueològic de Banyoles y con la participación de la UAB, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Museu d'Arqueologia de Catalunya.