Actualizado a
· Lectura:
Un extraordinario conjunto de pinturas rupestres de los antiguos mayas ha sido descubierto por la Expedición Grosjean, dirigida por Sergio Grosjean, en una cueva de difícil acceso en Yucatán, en la región sureste de México. "Realizamos prospecciones en cenotes y cuevas con el apoyo de guías locales y con la intención de conocerlos y documentarlos desde el punto de vista arqueológico, antropológico y paleontológico, antes de que lleguen los saqueadores. También tratamos de registrar las especies que nos encontramos, ya que por ejemplo en muchos cenotes hay peces que han desaparecido a causa de la contaminación", comenta Grosjean a National Geographic España. Un vídeo difundido por la Expedición Grosjean muestra toda la basura que se puede llegar a extraer de un cenote: neumáticos, colchones, una silla de plástico, un rastrillo de jardinería, envases de plástico...
"Dicha cueva está en la selva y se necesita descender unos 10 metros en rápel o con escala. La cueva mide aproximadamente 35 metros de largo y 25 de ancho", explica Grosjean. A simple vista se pueden distinguir diseños geométricos, zoomorfos y antropomorfos: cruces, círculos, aves, mamíferos y, al menos, dos individuos. "Se aprecia claramente un hombre portando un escudo y sosteniendo un artefacto con la otra mano, posiblemente un garrote; también parece que lleva un penacho. Frente a él se observa otro individuo aparentemente cargando una espada que apunta hacia otra figura que inferimos que es un ave", destaca el explorador.
"Las cruces parecen prehispánicas, ya que cada lado de la cruz tiene la misma proporción, a diferencia de la cruz colonial. Una de ellas, la más grande, está remarcada y hay varias tesis en cuanto al significado de estas cruces prehispánicas: la representación de los puntos cardinales (norte-sur y este-oeste) o espaciales (arriba-abajo y derecha-izquierda), cobrando importancia el concepto de centro como lugar de ubicación y origen; también puede que simbolizaran la luz solar o que tuvieran funciones astronómicas", añade.
"Se aprecia claramente un hombre con un escudo y, posiblemente, un garrote", dice Grosjean
La datación de las pinturas murales aún no ha sido realizada; podrían ser prehispánicas, coloniales e incluso podrían abarcar ambos periodos. "Desde el punto de vista místico, las cuevas se utilizaron como lugar de entrada y comunicación con lo sobrenatural, y en ellas se llevaron a cabo rituales y ceremonias de diversa índole. Esta cueva pudo ser visitada por diferentes personas en diferentes épocas, prueba de ello son las impresiones de manos en positivo [imprimiendo la palma de la mano, previamente pintada] y en negativo [apoyando la mano y pintando los bordes], en las que se utilizaron diversos pigmentos y en las que unas aparecen más desgastadas que otras", afirma. "Es muy difícil precisar el significado de todas estas pinturas, sobre todo cuando hay tantas formas geométricas y materiales empleados en la ejecución", concluye Grosjean.