El skyline es la línea de la cuidad que la define, en algunos casos es un perfil urbano muy reconocible a primera vista, como pasa en el caso de la ciudad de Nueva York.
En esta fotografía nos salimos del corazón de la ciudad para retratarla en su máximo esplendor. Uno de los grandes puntos a tener en cuenta en la fotografía de arquitectura y urbana es saber colocarse bien, buscar las mejores localizaciones y perspectivas de la ciudad y, cómo no, las mejores horas de luz para captar esa fotografía tan deseada.
Se pasan muchas horas planeando y de organización antes del momento clave de poner el trípode y la cámara. Por esta razón, para la toma de esta fotografía del skyline de Nueva York, reservamos un atardecer y parte de la noche.
Hay que ir por lo menos una hora antes del atardecer al lugar elegido para no llegar tarde en el momento preciso, cuando la luz baja, ya que esta fotografía formará un lugar importante dentro del reportaje del viaje.
Es imprescindible llevar trípode, herramienta que hay que llevarla allá por donde vamos, pero marca la diferencia a la hora de hacer una foto espectacular, y más si es nocturna.
La perspectiva y las líneas que forman las maderas del muelle son un elemento principal de la composición de la escena, la curva que hacen en su conjunto dirigen la mirada al horizonte que soporta los edificios iluminados en la noche. El encuadre es esencial en este tipo de imágenes, tiene que haber un equilibrio incluso en los edificios dentro de la composición, por el peso que ofrecerán en la imagen final.
Los datos de la toma son ISO 100; f/4; 8 seg; cámara de formato completo; objetivo 24-105 mm; distancia focal de 39 mm.
En el caso concreto de esta imagen, se ha utilizado un ISO100 para obtener la máxima calidad de la imagen. Nos da igual que la velocidad de obturación aumente, es más, nos viene bien, ya que lo que queremos es una larga exposición en la que consigamos la velocidad más lenta posible.
Se ha utilizado trípode, al igual que en casi todas las fotografías tomadas de noche, para que la imagen no salga movida por la larga exposición. Gracias a un filtro polarizador se han eliminado los reflejos, brillos y se ha conseguido más saturación en los colores.
A esto le sumamos un filtro de densidad neutra para reducir la intensidad de la luz aun más, la cantidad de luz que entra por el objetivo, haciendo que aumentemos el tiempo de exposición necesario para conseguir estos efectos tan interesantes en la luz, el agua y el cielo.
Al oscurecer la imagen, se necesita más velocidad de obturación y así que la imagen salga correctamente expuesta, algo muy propicio para conseguir ese efecto sedoso en el agua. Para no trepidar la imagen en el momento de la toma, ademas de utilizar un trípode, se ha utilizado un cable disparador.