Durante el verano y con las temperaturas más altas, el fotógrafo deber ser más precavido que nunca. Es muy importante ir con cuidado en la realización de imágenes en entornos de mucho calor y temperaturas extremas, tanto físicamente como con el cuidado del material de trabajo.

Cuando se viaja a lugares especialmente calurosos del planeta, se fotografía en estaciones con altas temperaturas, o incluso se realiza una sesión en plena ola de calor, lo más importante es mantener el estado físico en buenas condiciones.  Es de suma importancia hidratarse en todo momento, y se deben incluir como parte del equipo una botella de agua fría y una gorra.

¿Cómo afecta el calor al equipo fotográfico?

Una de las primeras consecuencias  puede ser el calentamiento de la cámara, nuestra herramienta principal. Realizar muchas fotografías o videos, o permanecer durante mucho rato a pleno sol y a más de 40 grados centígrados, puede dar como resultado un aviso de sobrecalentamiento. Pero antes de que llegue esta señal, es posible que notemos con las manos que el aparato está aumentando su temperatura.

El calentamiento de la cámara implica, en consecuencia, un calentamiento del sensor, y esto genera una perdida de calidad acusada en la imagen. Los sensores muy calientes resultan en la aparición de ruido o grano en valores de ISO donde normalmente no estaría presente. 

Por lo tanto, para frenar los efectos de este problema, una buena opción es parar unos minutos y, si es posible, cambiar las tarjetas y las baterías. Si no remite el calentamiento, sería ideal tener un segundo cuerpo de cámara a mano para poder intercalar el uso de uno y otro. De este modo, se puede utilizar una mientras el otro la otra reposa y baja su temperatura.

desierto
Antonio Liébana

Fotografía realizada a altas temperaturas. 

¿cómo fotografiar en exteriores cálidos? 

Como norma general, los fotógrafos que trabajan en exteriores suelen evitar las horas centrales del día, para obtener la mejor luz posible en la sesión, y las franjas de más calor, a no ser que esté nublado o no tengamos otra opción que fotografiar en esas horas, como sucede con los eventos deportivos u otras disciplinas marcadas por agenda. 

Son muchas las veces en que los fotógrafos que trabajan en exteriores lo hacen en condiciones extremas de temperaturas. Si bien es cierto que un partido, por ejemplo, puede durar varias horas y estar sujeto a un horario definido, para capturar imágenes de un animal salvaje, los fotógrafos pueden estar infinidad de horas bajo un sol abrasador.

En estas condiciones, es muy común que el rendimiento del enfoque automático se vea afectado por el calor, incluso cuando se trata de cámaras de última generación. Y en estos casos, el fotógrafo debe adoptar medidas para adaptar su actividad a esas temperaturas según le sea posible. 

Estamos muy acostumbrados a ver a fotógrafos de deportes, naturaleza y fauna llevar grandes objetivos de color blanco. Esto no es solo una cuestión estética, sino que algunas marcas eligen una pintura blanca en los grandes teleobjetivos porque sirve como un revestimiento específico para disipar las altas temperaturas.

Eso sí, pese a las consecuencias del calor, no todos sus efectos en la fotografía son negativos. Una de las grandes ventajas de los entornos calurosos es la luz que se puede encontrar a primera y última hora del día. Esta suele ser muy especial, de una intensidad y una calidez inusitadas.

TRUCOS

  • Llevar siempre agua fría y una gorra para el sol.
  • Disponer de dos cuerpos de cámara para ir alternándolos.
  • Siempre que sea posible, controlar la temperatura del equipo para que no sea muy elevada.
  • Poner siempre el parasol de la lente para mitigar efectos negativos en las fotografías.
  • Utilizar un flash de relleno si se trabaja en horas centrales, ideal para mitigar sombras indeseadas.