Los aldeanos de un pueblo a las afueras de la ciudad de Hanói, en Vietnam, organizan sus varitas de incienso en racimos. La mayoría de hombres y mujeres de la aldea las trabajan en sus casas como dicta una tradición ya centenaria. Si hace sol, llevarán el incienso, hecho de bambú, a un patio exterior y lo dejarán secar hasta cinco horas.