Los cielos de Texas se tornaron de un color naranja intenso a medida que una gran celda tormentosa recorrió el noreste del estado americano el pasado domingo 15 de mayo. Pese a la previsión meteorológica de grandes granizos y vientos fuertes, la madre de dos hijos, Courtney Olson, salió al patio de su casa para observar cómo los cambiantes colores del cielo se mezclaban para dibujar un escenario apocalíptico.
Si bien resulta muy poco usual que una tormenta de arena y una tormenta convencional tengan lugar en el mismo tiempo y espacio, existen algunos casos documentados en los que ambos fenómenos han ocurrido simultáneamente en el mismo área geográfica.
Es el caso de algunas regiones del suroeste de Estados Unidos, como el área desértica de Arizona y partes de Nuevo México. Estas zonas son propensas a experimentar tormentas de arena debido a la presencia de extensos desiertos y vientos fuertes, que como en este caso pueden llegar a arrastrar el material particulado hasta el estado vecino. Sin embargo, es importante destacar que se trata de fenómenos muy raros que pueden en circunstancias y localizaciones muy excepcionales.