Una farmacéutica inocula un cultivo estéril con semillas de esporas de Penicillium notatum, el hongo productor de la penicilina. Según este método, pasados 10 días, el hongo cultivado se congelaba tras ser licuado y luego se reducía a polvo seco. Esta imagen data del mes de mayo de 1944, en un momento en el que la producción de penicilina en Europa se había visto afectada por el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Fue así que los científicos británicos, buscaron la ayuda de sus aliados, específicamente en los laboratorios de Peoria, Illinois, cuyos científicos estaban trabajando en métodos de fermentación para acelerar el crecimiento del cultivos de hongos.