Durante miles de años el viento ha esculpido la arena del desierto de Namib, creando algunas de las dunas más altas del mundo, teñidas de rojo por el óxido de hierro. La arena contiene suficiente humedad para dar sustento a unas cuantas plantas resistentes. Cerca de esta duna hay otra, conocida como Big Daddy, que se eleva 350 metros por encima del suelo del desierto