Las crías de bonobo (como Zizu, aquí jugando con un hermano) nacen con la cara negra, a diferencia de los chimpancés, que es rosa y se les va oscureciendo poco a poco. Sus extremidades siguen siendo largas y delgadas cuando crecen, y no fornidas como las de los chimpancés.
Publicado en Marzo de 2013 en El primate de la orilla izquierda