Aunque los miembros de la expedición británica a la Antártida capitaneada por Robert Falcon Scott plantaron la Union Jack (visible en el margen izquierdo) tras alcanzar el polo Sur en enero de 1912, a su llegada descubrieron que la bandera noruega ya ondeaba en el lugar. La expedición rival de Roald Amundsen se les había adelantado algo más de un mes, y, de hecho, ya estaba de vuelta. Pero Edward Wilson, Scott, Edgar Evans, Lawrence Oates y Henry Bowers (de izquierda a derecha) inmortalizaron igualmente su logro en esta foto.
La lupa nos revela cómo hicieron para aparecer todos en ella: con un cordel, entre los dedos de Wilson, activaron el disparador. Este retrato fue uno de los últimos que se hicieron. Ninguno de los cinco expedicionarios regresó con vida. Antes de un mes falleció Evans. Un mes después Oates, que sufría congelaciones, se alejó del grupo y nunca volvieron a verlo. Los cadáveres del resto fueron hallados, congelados, junto con el negativo de esta foto, en una tienda en noviembre de 1912.