Es el momento más esperado, cuando el sol se asoma o baja hacia el horizonte. Durante esos breves minutos, la luz difusa, suave y cálida, con sus tonos anaranjados, amarillos y dorados hace que cualquier sujeto luzca de una manera muy especial.
Sin embargo, no todos los amaneceres y atardeceres tienen buena luz, hay muchas variables climáticas, como las nubes o la niebla, que pueden hacer que el fotógrafo tenga que ser más paciente o insistente y volver otro día.
Foto: Miry Fidalgo
Gato serval con la luz dorada dirigida de frente.
Las posibilidades compositivas que ofrecen estos dos momentos son muchas. El sol puede aparecer en el encuadre o no, la luz se puede situar de espaldas o de frente, pero, en cualquier caso, hay que ser muy rápido en la preparación de la imagen deseada, ya que ese tipo de luz dura muy poco.
Un clásico en la fotografía de salidas y puestas de sol es el famoso “huevo frito”, en el que un gran sol ocupa la imagen, creando unas imágenes idílicas y oníricas que hacen soñar al espectador.
Foto: Antonio Liébana
Flamencos volando a la salida del sol.
Parámetros fotográficos
Los parámetros de esta fotografía no siempre son los mismos, ya que varían según la luz y los demás elementos que influyen en la imagen, pero como norma general y en la mayoría de los casos, cuando el sol ocupa gran parte del encuadre, se subexpone entre 0 y -2 puntos, con un ISO 1600 y un diafragma cerrado, f/8 aproximadamente.
Si el sol no se incluye en el encuadre, dejándolo fuera de la composición, la luz dorada se filtrará de todos modos en la imagen, creando unos resultados espectaculares.
Hay un momento muy especial para fotografiar que es cuando el sol no ha salido por completo, solo un poco, y la luz está justo detrás del sujeto, pero sin que se forme una silueta negra, en el que la luz anaranjada inunda completamente la imagen y al sujeto. En estos instantes de luz natural a contraluz se utiliza un diafragma abierto f/4 ISO 1600, para tener una velocidad suficiente para no trepidar, con el exposímetro a 0.
Cuando el sol se eleva un poco más por encima del horizonte, este efecto se pierde, pero entonces el fotógrafo puede aprovechar la luz dorada del sol que ilumina el sujeto.
Foto: Miry Fidalgo
Familia de guepardos con la luz de amanecer de contra.
Fotografía de paisaje
En el caso de hacer amaneceres y atardeceres de paisaje, además de utilizar siempre el trípode, es fundamental contar con una cámara de formato completo y un angular tipo 24-70 mm o 16-35 mm con, por ejemplo, un diafragma cerrado de f/14 ISO 100 y una velocidad de obturación lenta con un mayor tiempo exposición, de 1/30 a 2’ o más. Estos parámetros permitirán al fotógrafo hacer largas exposiciones y captar esa luz y el movimiento de las nubes o del agua.
Un filtro polarizador para eliminar brillos y un filtro degradado neutro para igualar la luz del cielo con el resto de la imagen también serán esenciales.
Para lograr estas fotografías de tonos dorados o incluso azules, el fotógrafo tendrá que ser muy previsor y estar en el lugar adecuado antes del momento preciso en el que el sol salga o se ponga, para captar de la mejor manera posible estas luces tan únicas y especiales.
Foto: Antonio Liébana
Contraluz de un león macho.
Trucos:
- Planificar la imagen que se quiere conseguir es esencial.
- La luz y el momento son siempre cambiantes, pero cuando se incluye un gran sol en la foto normalmente la medición pide subexponer la imagen para no quemar en la zona del sol y obtener una buena exposición.
- Vigilar la temperatura de color para que la imagen no resulte excesivamente cálida.
- Calibrar un ISO 1600 o mayor para asegurar un mínimo de velocidad de obturación.
- En la fotografía de paisaje, llevar siempre trípode y unos filtros de fotografía para compensar la luz.