La retirada del ejército ruso en Bucha, en las afueras del Kiev (Ucrania), ha sacado a la luz escenas que reflejan la barbarie de la guerra. El domingo 3 de abril, tres días después del repliegue de las tropas del Kremlin, los vecinos de esta localidad periférica seguían encontrando cadáveres en patios y carreteras, muchos de ellos víctimas de lo que parecen ser ejecuciones y matanzas indiscriminadas. El presidente ucraniano Zelenski lo ha tildado de "crímenes de guerra" y ha denunciado que se trataría de una de las mayores masacres pertrechadas en Europa.