Por Andoni Canela
SEMANA 1. LEONES EN LA GRAN SABANA
El león, Panthera leo, es seguramente el gran felino más conocido del mundo y también sobre el que más se ha escrito. Después del tigre, es el más grande en tamaño, pudiendo alcanzar hasta los 300 kilos de peso. Un animal enorme que, sin embargo, a pesar de su envergadura, no siempre es fácil de ver.
Para encontrar el león decidimos viajar a zonas míticas de África: a Masái Mara, en el sur de Kenia, y al Serengueti, en Tanzania. El paisaje de estos lugares es el típico de la sabana africana: enormes extensiones de hierba con acacias rompiendo el horizonte habitualmente plano.
Buscamos a los leones en su hábitat natural, la sabana africana: enormes extensiones de hierba con acacias rompiendo el horizonte.
Nuestro todoterreno, el mejor vehículo para moverse por Kenia, es un viejo Mercedes de casi cuarenta años. A pesar de que es antiguo, es ideal para recorrer las pistas de arena, barro y piedra. Viajo solo con mi hijo Unai. He estado en varias ocasiones en esta zona así que me fío de mi experiencia pasada, de la prudencia imprescindible y de los mapas precisos que permite la tecnología actual. Antes de perdernos en las sabanas de horizontes infinitos del Gran Mara, pasamos por un poblado masái para conseguir provisiones. Primero nos acercamos a un pequeño supermercado donde compramos productos no perecederos como arroz, pasta, patatas y algunas latas de comida preparada. Después, en unos puestos de fruta y verdura, adquirimos alimentos frescos. De allí, nos vamos a la gran sabana. La AVENTURA, en mayúsculas nos espera.
Foto: Andoni Canela
Estamos acampados justo en la frontera del Serengueti, en Tanzania, que limita con la reserva de Masái Mara, ya en Kenia. Dormimos en una tienda de campaña, montada en uno de los campamentos básicos que gestionan la reserva o las comunidades masái más cercanas. La mayor parte de los días estamos solos. No hay nadie más durmiendo allí. Acampar en África es algo único; diría que la mejor experiencia para un amante de lo salvaje. Si además duermes bajo una acacia en medio de la sabana, este momento es inigualable. Acampamos casi todas las noches. Al anochecer, hacemos fuego. Preparamos la cena a la luz de las llamas y bajo las estrellas, y luego nos vamos a dormir a nuestra tienda. Dependiendo del lugar, dormimos en el suelo, pero algunas veces ponemos la tienda en el techo del todoterreno.
UNA VIDA EN MANADA
Durante nuestro segundo día en el Mara, logramos ver al primer león. Y, claro, no está solo. Hay una característica que lo hace diferente al resto de los felinos: es el único gran felino con un carácter claramente social. Vive en manada y tiene un comportamiento grupal muy marcado, con amplios territorios de campeo. Con solo oír su nombre nos viene a la memoria la imagen de una manada persiguiendo a algún ungulado. El tamaño del grupo y de su territorio depende de la cantidad y el número de presas disponibles. Las hembras exhiben comportamientos cooperativos únicos entre los felinos y tienen cachorros en cualquier época del año. A menudo dan a luz en sincronía y los jóvenes se crían en comunidad. Cuando las condiciones son adecuadas, es frecuente que aumenten las poblaciones de leones, aunque la situación pueda invertirse pocos años después.
El león es el único gran felino con un carácter claramente social.
Nos encontramos con un joven león en una roca. Está sentado, tranquilo, pero no logramos ver al resto de la manada; ¿dónde estarán?
Vídeo: © Andoni Canela
CAZADORES DE LA NOCHE
Uno de los días que estamos fuera de la reserva y podemos conducir de noche nos encontramos con un grupo numeroso de leones. Una de las leonas acaba de cazar una cría de gacela de Thomson. Los leones son muy nocturnos, con una gran actividad durante el crepúsculo: consiguen la mayor parte de sus presas al atardecer y por la noche. Durante el día suelen descansar. Como la mayoría de los felinos, pueden cazar cualquier animal, aunque prefieren presas grandes: ñus, cebras, kudus, órices, búfalos, sobre todo cuando cazan en manada. Las leonas cazan normalmente en grupo en áreas más abiertas, donde su estrategia coordinada es más efectiva. También cazan con frecuencia topis, impalas, alcélafos y facóqueros.
De hecho, un día de lluvia fina observamos un grupo de topis donde muchas de las madres habían parido a sus pequeños. Las crías de topi mamaban de sus madres bajo la lluvia, ajenas a los peligros que podían acechar. Sin embargo, sus madres sí son conscientes de ello, y a pesar de tener a sus crías comiendo de sus ubres, se mantienen atentas a cualquier tipo de movimiento en cientos de metros a la redonda.
Los leones son muy nocturnos, cazando la mayor parte de sus presas al atardecer y por la noche.
Foto: Andoni Canela
Los machos también cazan, pero suelen hacerlo en solitario; se mueven en zonas más cerradas de vegetación y eligen las presas más grandes. Los leones beben siempre que pueden, pero si se alimentan bien obtienen suficiente agua de la comida y pueden aguantar largos periodos sin beber. En zonas como el Kalahari, pasan mucho tiempo al lado del agua porque allí sorprenden a sus presas. Algunos estudios constatan que en la época seca más del 90% de la caza en este rincón del planeta se da a menos de un kilómetro de un punto de agua (una charca, un río o un lago).
Los leones también deben proteger a las presas que cazan. La fuerza de la manada normalmente logra hacerlo pero si la manada es pequeña o es un león solitaria la amenaza de las hienas es un gran peligro. En muchas ocasiones, las hienas, sobre todo cuando es un grupo grande, pueden robar a los leones los animales que han cazado. Aparte, los leones deben ocultar las presas grandes lo máximo que puedan para que buitres y otras aves carroñeras no se las coman durante las horas centrales del día.
Foto: Andoni Canela
Foto: Andoni Canela
SEMANA 2. SE ACERCAN LAS LLUVIAS
Los días van pasando. Es el final de la época seca. El paisaje se ve de color amarillo, pero los cielos ya no son monótonamente azules. Los cumulonimbos se forman en el horizonte y hay muchos días que huelen a humedad. Parece que el olor llega desde cientos de kilómetros, donde sí que se vislumbran densas cortinas de agua descargando. En la época de la migración, cientos de miles de ñus y cebras cruzan el río y viajan de Masái Mara al Serengueti. Unos meses después lo harán en dirección contraria.
Miles de ñúes y cebras se concentran con las primeras lluvias. En unas semanas miles de ñus viajarán hasta el Serengueti en busca de pastos frescos acompañados de cebras y millones de otros herbívoros.
Vídeo: © Andoni Canela
SABANA, DESIERTO, SELVAS Y MONTAÑAS
El león se adapta a distintos tipos de hábitat. Su medio idóneo es la sabana, aunque también se encuentra en áreas semidesérticas, bosques, selvas, zonas de matorrales e incluso montañas (por ejemplo, vive a gran altura en el monte Kilimanjaro). Las mayores poblaciones de leones se ubican en el este del continente africano, concretamente en Tanzania y Kenia. Y, en el sur, se localizan en Namibia, la República de Sudáfrica y Botsuana. En África occidental, los leones están en peligro crítico de extinción; allí solo quedan unos centenares. Hasta la época de los romanos eran abundantes en el norte de África, Oriente Medio y Asia Central. Hoy en día, fuera de África están prácticamente extintos: apenas quedan unos 500 ejemplares en una zona del norte de la India.
Atardece en Masái Mara. El sol tiñe de naranja todo lo que encuentra. Nos ponemos a montar la tienda de campaña y una manada de elefantes decide hacernos una visita. Nos pasa a poco más de cincuenta metros de distancia. Es un grupo de unos veinte elefantes con algunas crías. No nos hacen mucho caso mientras nosotros los observamos con asombro. Para acampar en la sabana hay algunas cosas importantes a tener en cuenta: se debe tener cuidado extremo con los leones, sobre todo por la noche. Y todavía más con los escorpiones, las arañas y los mosquitos.
EL PARAÍSO DE LOS 'CINCO GRANDES'
Tan solo hay unas colinas hacia el sur, en la frontera de Tanzania y la conocida escarpadura de Siria, una meseta abierta hacia el oeste. El río Mara cruza la reserva y luego, más al sur, hace de frontera natural con el Serengueti, ya en Tanzania. Esto es un auténtico paraíso para los leones. Además, aquí también se encuentran "los cinco grandes": el elefante, el rinoceronte, el búfalo, el león y el leopardo. En este lugar se concentran miles y miles de cebras, ñus, búfalos y gran cantidad de antílopes (alcélafos, topis, gacelas de Thompson, de Grant, etc.).
Los cinco grandes son el elefante, el rinoceronte, el búfalo, el león y el leopardo.
Después de unos días vemos la primera escena de caza. Una leona prueba suerte y se arrastra sigilosamente hacia un par de topis. Los antílopes comen despreocupados hasta que el felino se coloca a unos veinte metros de ellos. Si logra ganar cuatro o cinco metros más de distancia, sus probabilidades de cazar un topi serán mucho mayores. Si se trata de ejemplares adultos de topis, gacelas o ñus, los leones necesitan estar muy cerca para poderlos ganar en una carrera.
Foto: Andoni Canela
SEMANA 3. LAS LLUVIAS SE ACERCAN. (LA MIGRACIÓN)
Prácticamente todas las noches escuchamos el rugido de los leones. En ocasiones los rugidos vienen de muy cerca y otras veces casi se pierden en la lejanía. Cuando hay luna, la luz entra a través de la tela de la tienda de campaña. Por la mañana, cuando no nos levantamos antes del amanecer, llegamos a distinguir la forma difuminada de los animales más grandes a través de la pared de nuestra tienda.
UNA SORPRESA A DIARIO
Cada día hay alguna sorpresa diferente. Las lluvias del otoño cada vez están más cerca, lo que provoca una gran concentración de ñus y búfalos cafres. El ñu es más débil y su principal estrategia para sobrevivir es la huida. Sin embargo el búfalo cafre africano es un animal temible, tanto para el ser humano como para los leones. Su enorme cuerpo y sus cuernos retorcidos y gruesos unidos al cráneo no invitan a amenazarlos. Aun así, consiguen cazarlo con frecuencia, intentando atacar a los ejemplares más jóvenes o incluso aquellos que están ya heridos.
Observar la caza del león en su total inmensidad es un auténtico espectáculo. En el transcurso de media hora pudimos ver cómo un grupo de leones tendía una emboscada a una manada de búfalos. Acabó como muchas veces: los búfalos se anticiparon el ataque y huyeron. Los leones se quedaron sin recompensa. Pero en otra ocasión el resultado fue fatal. Cuando los leones intentaban cazar a los búfalos, estos respondieron con una fuerte embestida: cientos de búfalos corriendo hacia los leones. Confusión, un ruido infernal y un joven león que murió al ser pisoteado por los búfalos.
Una manada de leones intenta tender una emboscada a un grupo de búfalos africanos.
Vídeo: © Andoni Canela
SEMANA 4. DÍAS DE CORTEJO
Todas las tardes se comienzan a formar nubarrones hasta que llega la primera tormenta. Aparecen los rayos y los truenos, y las oscuras nubes lo cubren todo, provocando la sensación que se hace de noche. La lluvia es intensa y los animales parecen felices.
La ubicación, en plena zona tropical, hace que las lluvias sean torrenciales y que, poco a poco, en cuestión de pocas semanas, todo se vuelva verde. Entonces, millones de animales migran, atraviesan el río Mara y viajan del Serengeti a Masái Mara. Y viceversa, según la época.
Es el comienzo de la época de lluvias y llegan las primeras tormentas. Las pistas del Parque Nacional Masái Mara empiezan a empaparse.
Vídeo: © Andoni Canela
ÉPOCA DE CELO
Decidimos desplazarnos a Tanzania, al Parque Nacional del Serengueti que nos da la bienvenida justo en la época de celo, cuando los leones suelen caminar en pareja de un lado a otro. En esta época estos felinos pueden llegar a copular ¡hasta veinte veces durante el mismo día! En este periodo también se producen peleas entre los machos por mantener a su compañera o seducir a una hembra ya emparejada. En esos enfrentamientos entre machos y durante los contactos sexuales es muy habitual escuchar rugidos.
Las únicas especies de grandes felinos que son capaces de rugir son el león, el leopardo, el tigre y el jaguar. El resto de felinos, maullan.
El rugido es una de las señas de identidad más representativas de los leones. Los rugidos se producen por una vibración combinada de un hueso de la garganta llamado hioides junto a las cuerdas vocales. Los felinos rugen por varios motivos: para comunicarse, marcar el territorio, mostrar agresividad o al sentirse amenazados. Las únicas especies de grandes felinos que son capaces de rugir son el león, el leopardo, el tigre y el jaguar. El resto de felinos realiza maullidos que varían de gravedad según la especie y las circunstancias.
MUY AMENAZADOS
El león está en declive permanente; según la Lista Roja de la UICN, es una especie vulnerable. Se calcula que hay poco más de 4.000 machos adultos en toda África. El total de leones en estado salvaje ronda los 20.000 ejemplares. La tendencia continúa a la baja: solo en las últimas dos décadas ha desaparecido aproximadamente un 50% del número total de los leones africanos. Además, en los últimos 40 años, se ha perdido el 80% de su hábitat; se calcula que su hábitat se sitúa ahora alrededor del 1% de su rango histórico. Los felinos requieren áreas de caza grandes, donde pueda haber una gran cantidad de animales y variedad de presas. Actualmente, la mayor población de leones se encuentra en el este y el sur de África (como las sabanas de Kenia y Tanzania), en zonas áridas arbustivas como el Kalahari y otras áreas del sur de África como Zimbabwe y Sudáfrica. En África occidental, donde hay menos de 500 ejemplares, los leones están en peligro crítico de extinción.
En las últimas dos décadas ha desaparecido aproximadamente un 50% de todos los leones africanos. La causa: el hombre.
Los peligros a los que se enfrenta el león tienen que ver fundamentalmente con el hombre. Las principales amenazas son las muertes causadas por parte de la población local como respuesta a los ataques al ganado. Con la presión humana, los conflictos se han acentuado. Si unos leones matan unas cabras o vacas, la solución es muchas veces el envenenamiento, el uso de trampas ilegales o la matanza directa con armas de fuego. También es una amenaza la caza furtiva de leones como trofeo y el tráfico ilegal de partes de su cuerpo. La caza deportiva legal de leones que se realiza en algunos países muchas veces no tiene en cuenta la edad de los felinos ni su posición en la manada. Además, las comunidades locales no ven las ventajas de convivir con los felinos porque las ganancias económicas de la caza se quedan en las agencias y en el extranjero. Por último, también es de gran importancia la destrucción del hábitat de estos felinos y la disminución de sus presas, cazadas como alimento por las poblaciones locales o eliminadas por la competencia con el ganado.
Foto: Andoni Canela
LEONA CONTRA JOVEN GACELA
A lo lejos vemos un grupo de leones. Nos acercamos a una distancia prudencial. Esperamos un par de horas sin movernos. Tenemos delante a una leona que llevaba horas tumbada. Cuando el sol se pone por el horizonte, la leona se incorpora y se despereza. Es hora de activarse, de salir de caza. La imagen evoca toda la magia y la fuerza de la sabana africana.
Llevamos dos horas observando una leona y cuando el sol se pone, ella se despereza: es hora de salir a cazar.
Observamos varios intentos de caza y llegamos a ver uno en directo des del principio. La sensación de ver a una leona cazando y matando a una presa delante de nuestros ojos, en este caso una gacela de Thomson joven, fue dura. La fuerza de la leona era muy superior a la delicada gacela, que no tenía escapatoria. La naturaleza es así, dicen los Masái.
Una tarde de viento entre el Serengueti y Masái Mara. Falta solo una hora para que se haga de noche. Un grupo de varios leones se pone en marcha. Es hora de salir de caza.
Vídeo: © Andoni Canela
SEMANA 5. EN LA TIERRA DE LOS MASÁI
Ningún otro lugar como las tierras entre Kenia y Tanzania, las zonas ancestrales de pastoreo de los masáis, refleja la tensión entre los humanos y el león.
Vemos como unos niños masái conducen a su rebaño de vacas bajo la lluvia. Sin paraguas ni capas de agua, obviamente. Para los masái, las vacas son sagradas: beben su leche y, de ella, hacen mantequilla. Además, aprovechan su sangre y utilizan su piel para fabricar alguna indumentaria y utensilios de cuero. Este es el territorio de los masái, que siempre han convivido con depredadores como los leones. La mayor parte de este grupo étnico del sur de Kenia y el norte Tanzania todavía es nómada; se dedica al pastoreo de vacas, cabras y ovejas. Viven en cabañas hechas de troncos, ramas, paja y excrementos de vaca. Los poblados se protegen con vallas de troncos y ramas. Y lo mismo ocurre con las bomas: corrales elaborados con palos para proteger el ganado.
La mayor parte de este grupo étnico del sur de Kenia y el norte Tanzania todavía es nómada y se dedica al pastoreo.
Michael Kaelo es nativo del Mara y trabaja también en el proyecto con las comunidades. Para las aldeas que conviven con los leones, estos deben causar el menor número de problemas posibles y si originan algún beneficio, como el turismo, mucho mejor. Es la única receta que funciona. Otro eje del programa es la educación ambiental en las escuelas. El objetivo es trabajar con las comunidades masáis para evitar los conflictos entre la fauna salvaje y el ganado. No es fácil porque los depredadores rondan con libertad fuera de la zona protegida, sobre todo de noche.
Foto: Andoni Canela
CUIDAR LA CONVIVENCIA
«Las soluciones más sencillas son las más efectivas», dice Michael Kaelo. «Hemos desarrollado unos cercados infranqueables para leones y otros animales. Son de alambre y tienen unos postes de plástico reciclado», añade. En otros lugares, se usan luces parpadeantes y tambores para ahuyentar a los leones, pero los felinos se acostumbran pronto y hacen inútiles estas prevenciones.
En un poblado de cabañas dispersas en Masái Mara, vive James Naengop con su mujer y sus cuatro hijos. Hace un año instalaron cierres anti-leones en sus bomas. Desde entonces no han tenido ataques. «Lo mejor es poder dormir tranquilo, y levantarte y ver que el rebaño todavía está ahí», cuenta. Es admirable ver como esta sencilla acción hace cambiar la visión de los felinos y la relación de los humanos con la fauna salvaje. Quizá sea este el primer paso para la supervivencia de un animal erróneamente llamado el rey de la jungla, aunque bien podría ser el rey de la sabana.
ADMIRADO Y TEMIDO
Para los pobladores de África, el león ha sido un animal admirado a la par que temido. Protagonista de miles de leyendas, historias, proverbios, bailes y cuentos. En muchas culturas simboliza el poder y la clase alta. En algunos lugares lo asocian con la curación, un vínculo entre los videntes y lo sobrenatural. En Europa hay representaciones de leones en cuevas desde el Paleolítico superior, hace 16.000 años. Los romanos los utilizaron en espectáculos de entretenimiento para devorar cristianos.
Actualmente hay quien desea cazarlo, pero por suerte, la mayoría de personas lo respetan y desean que las poblaciones de leones crezcan y dejen de ser una preocupación ambiental. Solo cabe esperar que este deseo se convierta en proyectos de conservación que logren mejorar la situación de los grandes felinos y asentar la biodiversidad de la zona. Y que, al mismo tiempo, sea compatible con la vida de los habitantes masái que deben convivir con los felinos.