Paul Salopek, periodista galardonado y Explorador de National Geographic, emprendió una andadura narrativa de 34.000 kilómetros alrededor del mundo en el marco del proyecto Caminata Más Allá del Edén (Out of Eden Walk). Siguiendo los pasos de nuestros antepasados humanos, Paul partió de África hace nueve años y ahora está en la provincia de Shaanxi, en China. Esta es su crónica desde el terreno.

Yan'an, provincia de Shaanxi, China: 36° 35' 54" N, 109° 29' 05" E

Observe a Agnes Smedley.

La niña del vestido de percal más que raído. La hija de unos campesinos de subsistencia del Missouri profundo de la década de 1890. Su madre es tan pobre que anda descalza por la vida. (Su abuela fuma una pipa de mazorca). Más tarde la cría un padre borrachín en los campamentos mineros de Colorado. Más tarde todavía, armada con un revólver, la joven da clases en escuelas rurales de la zona fronteriza de Nuevo México. Escritora autodidacta. Incipiente activista social en California. Revolucionaria rústica entre los socialistas de salón de Manhattan: radicales de la Ivy League en Greenwich Village. Feminista pionera y abanderada de la anticoncepción. Luchadora por la libertad de la India colonizada por los británicos. (Vivió en Berlín con el agitador comunista indio Virendranath Chattopadhyaya). Corresponsal extranjera en la China de la guerra civil. En una ocasión, propina un puñetazo a la esposa de Mao Zedong en un búnker de la provincia de Shaanxi. «Me siento una persona que vive en el borde de un cráter volcánico», escribió Smedley.

 

Caminata Más Allá del Edén: Agnes Smedley, por Paul Salopek
COLECCIÓN AGNES SMEDLEY DE LA BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD ESTATAL DE ARIZONA, ARCHIVOS DE LA UNIVERSIDAD

La familia Smedley en 1899. Agnes está en la fila de atrás, a la derecha de su padre, Charles.

Estoy recorriendo a pie el norte de China.

Sigo los pasos espectrales de Smedley, una de las cruzadas más originales e insólitas del siglo XX, hoy casi olvidada. Caen pedriscos como perdigones cuando entro en la glacial ciudad de Yan'an.

La remota metrópolis china, enclavada en lo alto de la polvorienta meseta de Loess, es un destino de peregrinación para el «turismo rojo». Yan'an fue un cuartel general de las fuerzas comunistas en la época de Mao. La casa cueva del Gran Timonel ha sido reconstruida en el centro urbano de la ciudad a modo de santuario, a modo de museo. Aquí fue donde Smedley acompañó en 1937 al legendario 8º Ejército de Ruta. Dio clases a sus soldados, todos ellos aldeanos, para que aprendieran el baile de la cuadrilla (o square-dance). Enseñó a Mao a bailar el foxtrot. «Agnes contaba que, al terminar el baile, sentía los pies como pisoteados por toda una división del Ejército», recordaba otro reportero de guerra, hablando de las aventuras de Smedley.

 

Caminata Más Allá del Edén: Agnes Smedley, por Paul Salopek
FOTOGRAFÍA DE PAUL SALOPEK

Una foto de Mao Zedong decora una casa cueva donde se refugió el ejército comunista en Yan’an, provincia de Shaanxi, durante la guerra civil china. Smedley hizo el arduo viaje a este remoto cuartel general en 1937. 

El ascenso del comunismo mundial a principios del siglo pasado catapultó la carrera de periodistas y académicos icónicos. John Reed, un graduado de Harvard de buena posición reciclado en guardia rojo, registró el nacimiento de la Unión Soviética en el libro Diez días que estremecieron al mundo. En Asia oriental Edgar Snow, exredactor publicitario de Nueva York, se codeó con líderes comunistas y nacionalistas para investigar su canónico Estrella roja sobre China, un influyente libro que ofrece un importante retrato de Mao. Agnes Smedley fue a la vez pionera e intrusa en esa elitista banda de cronistas revolucionarios.

Era una ardiente antifascista, una partisana acérrima, una fuerza de la naturaleza.

Basculando hacia las causas izquierdistas por sus duros orígenes, en 1929 Smedley publicó una exitosa novela sobre la clase baja estadounidense, Hija de la Tierra, que se adelantó una generación al tratar con naturalidad temas como el aborto, la violación, las crueles degradaciones de las mujeres pobres, por no hablar del machismo rampante en los círculos intelectuales de izquierdas. A veces se abría camino a codazo limpio hacia su labor revolucionaria –en Europa, en la Unión Soviética, en China– enrolándose en cargueros a vapor de tercera clase. Sin título universitario, su vocabulario era un catálogo de «palabrotas y maldiciones» propio de un vaquero, como ella misma reconocía. Y aun así, en su andadura entabló amistad con una extraordinaria constelación de artistas, activistas políticos y lumbreras intelectuales que contribuyeron a dar forma a nuestra era moderna: la defensora de los derechos reproductivos Margaret Sanger; Jawaharlal Nehru, primer ministro inaugural de la India, o Langston Hughes, poeta del renacimiento de Harlem, entre muchos otros.

«Yo no tengo patria –hace afirmar Smedley a la protagonista de su novela autobiográfica–. Mis compatriotas son los hombres y mujeres que trabajan contra la opresión; no importa dónde estén. Con ellos me siento en casa; nos entendemos. Los demás me son extraños».

Por ser mujer, y quizá por sus raíces obreras, es la propia Smedley quien sigue siendo en gran medida una extraña para la historiografía moderna. En Yan'an busco recuerdos de Shi Mo Te Lai, el nombre por el que la conocen los chinos.

 

Caminata Más Allá del Edén: Agnes Smedley, por Paul Salopek
CORTESÍA DEL MUSEO DEL 8º EJÉRCITO DE RUTA DE XI'AN

Agnes Smedley (a la derecha) con el general del Ejército Rojo Zhu De. 

Smedley llegó hasta el cuartel general comunista en camiones de carga y a caballo: una estadounidense enfundada en una holgada chaqueta del Ejército Rojo, de facciones firmes y el pelo ya canoso. Entrevistó a generales y soldados analfabetos. Escribió a máquina en una cueva. Dio charlas sobre anticoncepción a campesinas chinas. («Siempre he detestado la idea de que el sexo es el principal vínculo entre el hombre y la mujer –escribió esta mujer rebelde que acumuló decenas de relaciones amorosas–. La amistad es mucho más humana».). También declaró la guerra a los roedores locales importando cientos de trampas para ratas. Pinchó en un fonógrafo una rayada grabación de «On Top of Old Smokey» para acompañar a sus inseguros alumnos de baile. (Los bailes occidentales y los celos que estos desataron explican el rifirrafe que mantuvo con la esposa de Mao, He Zizhen).

Aparte de dos fotos borrosas conservadas en el museo de Yan'an, no queda ni rastro de Smedley.

«Casi no hay nada de la ciudad original –explica Wang Baocun, historiador de la universidad de la ciudad–. Los japoneses la bombardearon 17 veces en la Segunda Guerra Mundial, y luego se reconstruyó».

En cuanto a Smedley, Wang apunta que los comunistas confiaban en «amistades internacionales» como ella para explicar su movimiento al mundo, pero preferían a corresponsales extranjeros más convencionales, como Edgar Snow. Smedley, dice Wang con delicadeza, «escribía sobre cosas de menor entidad». Otros estudiosos sospechan que iba demasiado por libre.

 

Caminata Más Allá del Edén: Agnes Smedley, por Paul Salopek
FOTOGRAFÍA DE PAUL SALOPEK

Un libro de Agnes Smedley en el Museo del 8º Ejército de Ruta de Xi'an.

«Nunca me creí especialmente sabia, pero me negaba a convertirme en un mero instrumento en manos de hombres convencidos de estar en posesión de la verdad», escribió Smedley en El gran camino, su biografía del general Zhu De, nacido en el seno de una familia de campesinos.

El final de esta revolucionaria no es difícil de adivinar.

Tras salir de China para siempre en 1941, Shi Mo Te Lai fue perseguida durante el Temor Rojo, el período de fuerte anticomunismo que se vivió en Estados Unidos en la posguerra, y murió, exiliada y con la salud muy deteriorada, en Gran Bretaña. Tenía 58 años. Probablemente hoy se la recuerde –si es que se la recuerda– más en los círculos de estudios feministas que como testigo inconformista de las épicas luchas de China.

En la fría Yan'an, entro en un Kentucky Fried Chicken y me pido un café para llevar. Pongo rumbo al río Amarillo (el Huang He). La árida meseta de Shaanxi es irregular y de color pardo como el Sudoeste americano, un desierto que Smedley describió con afecto como «más cercano a mi espíritu que ningún otro lugar que haya conocido», porque estaba muy lejos de la gente.

 

National Geographic Society, comprometida con la divulgación y protección de las maravillas de nuestro planeta, financia al Explorador Paul Salopek y el proyecto Caminata Más Allá del Edén desde 2013. Explore el proyecto aquí. Siga a Paul en X (antes Twitter) aquí @outofedenwalk.