Quemando un barco en las islas Shetland
Andrew J. Shearer / Adobe Stock

En las islas Shetland, los lugareños queman la réplica de un barco durante el festival anual del fuego, que señala el final del invierno y celebra su origen vikingo. Los vikingos ocuparon estas islas del mar del Norte durante 500 años, hasta que pasaron a formar parte de Escocia.

Altos, rubios y con despiadados ojos azules. Bárbaros coronados con aterradores cascos con cuernos, entregados al pillaje y a rituales sangrientos. ¿Es este un retrato fiel del pueblo cuya expansión conformó no solo los confines septentrionales de Europa, sino también de tierras lejanas? ¿O es pura exageración?

Piedra rúnica
Museo Ashmolean / Heritage Images / Getty Images

Los vikingos dejaron tras de sí miles de piedras rúnicas inscritas en su antiguo alfabeto.

Los vikingos siempre han estado envueltos en mitos y malentendidos. Las leyendas surgieron con sus primeras incursiones en las islas británicas, a finales del siglo VIII, y desde entonces no han dejado de cautivar nuestra imaginación, inspirando óperas, películas, novelas, cómics e incluso videojuegos, lo que dificulta más, si cabe, discriminar entre realidad y ficción. Hoy la ciencia sigue investigando a los vikingos, desenterrando sus vestigios y sondeando sus orígenes.

Asentamiento vikingo en Vestrahorn
Nick Fox / Shuterstock

Este asentamiento vikingo se construyó para el rodaje de una película al pie del monte Vestrahorn, una majestuosa montaña situada en la península de Stokksnes, en el sudeste de Islandia.

Los hallazgos más recientes confirman que los vikingos fueron los primeros europeos en pisar el Nuevo Mundo, como mínimo 400 años antes que Colón, y los resultados de los primeros tests genéticos de sus restos sugieren que conformaban un grupo diverso. Las excavaciones exhuman tesoros enterrados, como las joyas halladas en noviembre de 2022 a las afueras de Estocolmo, dando alas una vez más a nuestra fascinación por aquellos antiguos incursores. Mientras los arqueólogos rellenan las lagunas de nuestro conocimiento sobre los vikingos, examinamos algunos de los mitos más perdurables que han inspirado. 

Cabeza de dragón
Museo de Historia Cultural, Universidad de Oslo / Kirsten J. Helgeland

Esta talla en forma de cabeza de dragón del siglo IX, apareció en el túmulo funerario de Oseberg, donde dos mujeres de alto rango fueron enterradas en un barco cargado con un suntuoso ajuar funerario. 

MITO
LOS VIKINGOS ERAN UN GRUPO ÚNICO

Espada vikinga
Heritage Art / Heritage Images Vía Getty Images

Espada de la época vikinga que data del siglo X.

Se tiende a pensar en los vikingos como una nación unida, pero realmente convendría más describirlos como grupúsculos comandados por caudillos electos. Aquellas tribus habitaban la actual Escandinavia, y algunas de ellas cooperaban entre sí para organizar incursiones de saqueo y pillaje a países extranjeros.

«Vikingo» denota una actividad, no un pueblo. En los dos siglos que abarcan la era vikinga, la mayoría de los habitantes del norte de Europa se dedicaban a la pesca, la agricultura, el comercio y la artesanía. «"Hacerse vikingo" era una opción para los varones jóvenes que les permitía acumular honor y botines de guerra, pero era raro que un hombre participase en incursiones extranjeras a lo largo de toda su vida», escribe el académico de Oxford Brian McMahon en un libro sobre mitos y rituales de los vikingos en la isla de Man.

Se tiende a pensar en los vikingos como una nación unida, pero en realidad eran grupúsculos comandados por caudillos electos.

La propia etimología del término es dudosa. En nórdico antiguo solía usarse en el sentido de «pirata» o «saqueador». Probablemente procedía de una palabra anterior contemporánea a los vikingos. Para McMahon, alude a quienes «cruzaban el mar para asaltar y saquear. Vik significa "bahía" o "cala", una voz que está presente en el topónimo islandés Reikiavik, colonizado por emigrantes escandinavos hacia el año 870 de nuestra era».

El historiador sueco Fritz Askeberg propone otra interpretación. El verbo vikja significa romper, torcer o desviarse, y los vikingos, explica Askeberg en su libro sobre la antigua cultura nórdica, eran personas que rompían con las normas típicas de su sociedad, abandonando su hogar para hacerse a la mar en busca de fama y riqueza.

Snekke
Eirik Irgens Johnsen / Museo de Historia Cultural, Universidad de Oslo

Esta embarcación del siglo IX apareció en un túmulo junto a los restos de un caudillo vikingo en Gokstad, Noruega. Se trata de un snekke (en nórdico antiguo snekkja), el caballo de batalla de la flota vikinga. Hoy está expuesto en el Museo del Barco Vikingo de Oslo.

MITO
ERAN ESPECIALMENTE CRUELES

«Nunca antes conoció Britania un terror como el que reina ahora por culpa de la raza pagana […]. Los paganos derramaron la sangre de los santos en torno al altar y pisotearon los cuerpos de los santos en el templo de Dios como estiércol en la calle».

Así de horrorizado describía en el año 793 el erudito Alcuino de York el ataque sufrido por el monasterio de Lindisfarne, uno de los centros más importantes de la cristiandad situado en una isla de la costa nordeste de Inglaterra, que inauguraría los más de 250 años de la era vikinga en Europa.

Aunque sin duda los vikingos infundían pavor, según los expertos la violencia era endémica en aquella época. «La crueldad vikinga no era nada del otro mundo en su contexto –asegura Joanne Shortt Butler desde la Universidad de Cambridge–. No superaban en brutalidad a los representantes de otras naciones o tribus. Asesinatos, incendios y saqueos estaban a la orden del día. Fijémonos si no en los actos de Carlomagno, rey de los francos durante la era vikinga. ¡El artífice del renacimiento carolingio ordenó decapitar a 4.500 sajones en Verden!». 

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EN ARMAS

Actores recreando a unos guerreros en Wolin, Polonia
Ryszard Filipowicz?/?IStock

Recreación de una batalla vikinga en la isla de Wolin, Polonia. 

Unos actores se meten en el papel de guerreros en el Festival de Eslavos y Vikingos celebrado en la isla de Wolin, en Polonia. La ventaja de los ejércitos vikingos era la movilidad que les proporcionaban sus drakkar, también llamados långskips, embarcaciones ligeras de fondo plano y con una única vela cuadrada. El armamento vikingo era el típico de la época. Blandían sobre todo lanzas, espadas de un metro de largo y, a veces, hachas de combate. No podía faltar el escudo redondo de madera (en la imagen superior) con un aro de refuerzo metálico, para que el guerrero se protegiese de los golpes y flechas del enemigo. También se utilizaba para formar la línea defensiva.

Casco guerrero vikingo
Museo de Historia Cultural, Universidad de Oslo / Kirsten J. Helgelandd

Hallado en 1943 en un túmulo funerario noruego, este casco guerrero de hierro es el único descubierto hasta la fecha en Escandinavia. Es probable que los cascos no formasen parte del equipamiento vikingo estándar; quizá pesasen demasiado para unos guerreros en constante movimiento, dicen los expertos.

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VIAJE EN EL TIEMPO

Recreación mujer vikinga
Centro Vikingo de Ribe / Visit Denmark

Los visitantes pueden retroceder más de un milenio en la ciudad más antigua de Dinamarca, Ribe, donde un centro vikingo reconstruye la vida de las aldeas.

La mayoría de las comunidades vikingas vivían de la agricultura. Las mujeres solían ocuparse del hogar, como el que se recrea en esta imagen, pero también gozaban de derechos –podían heredar tierras– y libertad para emprender sus negocios. Los vikingos tenían esclavos, a los que capturaban en sus expediciones de saqueo. Los cautivos realizaban trabajos penosos, pero también eran mercancía: algunos se enviaban a Constantinopla para trocarlos por sedas y otros artículos.

Cáliz vikingo
Cm Dixon / Print Collector / Getty Images

Hallado en Jelling, Dinamarca, este ornado cáliz de plata de la era vikinga permite adivinar el estatus social de su propietario.

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MITO
BEBÍAN EN CALAVERAS

Los relatos sobre la crueldad de los saqueadores escandinavos hizo que pareciera verosímil atribuir a los vikingos más de una costumbre abominable, como su supuesta afición a usar los cráneos de sus enemigos como copa. Este error tan popular surgió de un error de traducción.

Ole Worm, médico de la corte del rey de Dinamarca en el siglo XVII, era también un lingüista cautivado por las piedras rúnicas, losas grabadas con runas, el alfabeto germánico y nórdico. En 1636 publicó una obra en la que citaba un poema nórdico cuyo protagonista anuncia que en el Valhalla –el paraíso al que iban los míticos guerreros nórdicos al morir– beberá hidromiel de las ramas curvadas de las calaveras. Se refería a las ramas que crecen en los cráneos de los animales, es decir, a los cuernos. Pero Worm tradujo la frase al latín como ex craniis eorum quos ceciderunt: de los cráneos de sus víctimas. Y aquello fue otra vuelta de tuerca en la mala fama de los vikingos. Cierto es que se ha atribuido a otros grupos étnicos beber de los cráneos de sus enemigos, pero la imagen tiende a asociarse con los vikingos.

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MITO
TORTURABAN CON EL «ÁGUILA DE SANGRE»

A los saqueadores escandinavos se les achaca otra costumbre execrable: dejar la marca del «águila de sangre» en víctimas vivas. Dado que la primera referencia a esta práctica aparece en un verso escáldico, podría tratarse de otro caso de licencia poética interpretado con exceso de literalidad, explica Eleanor Rosamund Barraclough, profesora de historia medieval en la Universidad de Durham, en un libro sobre singladuras vikingas y sagas nórdicas antiguas. El ritual en cuestión consistía en dejar expuestas las costillas, cortarlas desde la columna vertebral y separarlas. A continuación se extraían los pulmones y se colocaban de forma que pareciesen unas alas, hay quien dice que para que el cuerpo pudiese volar hacia Odín, el dios principal de la mitología nórdica.

Roberta Frank, profesora de Yale, siempre ha puesto en entredicho la veracidad de este ritual, convencida de que probablemente fue una invención de los primeros escritores escandinavos cristianos en su empeño por estigmatizar a sus antepasados paganos. «El procedimiento del águila de sangre varía de un texto a otro, volviéndose más escabroso, pagano y parsimonioso a cada siglo que pasa», escribió en la revista English Historical Review.

Un grupo de científicos de la Universidad de Islandia y de la Universidad de Keele, en Inglaterra, ha analizado si era materialmente posible ejecutar el «águila de sangre» sobre una víctima viva. En un artículo publicado en Speculum: A Journal of Medieval Studies, exponen su conclusión: si bien era anatómicamente posible con las herramientas disponibles en la época, la víctima habría muerto desangrada o asfixiada en las primeras fases de la tortura. La ejecución completa solo sería posible sobre un cadáver. Hasta que los arqueólogos encuentren un cadáver con pruebas de haber sufrido el ritual, nunca sabremos si existió de veras. 

MITO
LUCÍAN CASCOS CON CUERNOS

Algunos mitos pueden atribuirse a la tradición popular; sin ir más lejos, el famoso casco con cuernos. El único casco de la época vikinga que se ha encontrado, el casco de Gjermundbu aparecido en Ringerike, Noruega, se parece un poco a la máscara de Batman, pero sin las orejas puntiagudas. Ni rastro de cuernos, subraya Barraclough.

En las representaciones de la era vikinga, los guerreros aparecen con la cabeza descubierta o protegidos con cascos sencillos, posiblemente de hierro o de cuero. Aunque es cierto que en el arte nórdico –como en el tapiz de Oseberg– figuran algunos personajes con cuernos, lo cierto es que suelen representar a dioses o a monstruos más que a guerreros mortales, escribe McMahon.

Uno de los artífices de la imagen del casco con cuernos está perfectamente identificado: Carl Emil Doepler, diseñador del vestuario con que se estrenó la ópera de Wagner El anillo del nibelungo en el Festival de Bayreuth de 1876. Otro propagador decimonónico del tópico fue el pintor sueco Johan August Malmström, que incluyó cascos con cuernos en sus ilustraciones de las sagas nórdicas.

Es posible que Doepler, Malmström y otros se inspirasen en los hallazgos contemporáneos de antiguos cascos con cuernos, que, según se sabría más tarde, eran de una época anterior a la vikinga. Quizá los artistas bebieron de los lejanos ecos de la historiografía grecorromana, que describía a los europeos del norte con cascos decorados con cuernos. Aquel tocado no solo había pasado de moda un siglo antes de la irrupción de los vikingos, como mínimo, sino que probablemente solo lo lucían los sacerdotes nórdicos y germánicos en contextos ceremoniales.

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martillo divino

Thor, Dios de las tormentas y su martillo
Fine Art Images / Heritage Images / Getty Images

Thor lucha contra los gigantes con su martillo mágico en esta obra del pintor sueco del siglo XIX Mårten Eskil Winge.

Aunque solo sea por sus lazos familiares –es hijo de Odín, deidad principal de la mitología nórdica–, Thor forma parte del panteón vikingo. Dios de las tormentas, trae el trueno con los golpes de Mjolnir, su martillo. Entre sus otros símbolos figuran un cinturón que duplica su fuerza y unos guantes de hierro. Thor golpea con fuerza ilimitada, y el martillo siempre vuelve a su mano tras ser arrojado. Dado que luchar contra las fuerzas del caos y defender el mundo del mal requiere energía, su apetito era legendario; un mito cuenta que se comió un buey entero. Son muchas las representaciones que aluden a su glotonería. En las tumbas vikingas suelen aparecer miniaturas del martillo de Thor. Los arqueólogos creen que actuaban como talismanes.

Colgante con forma de martillo de Thor
Ola Myrin, Museo histórico sueco / SHM

Este colgante bañado en plata con forma de martillo de Thor se encontró en la región sueca de Escania. El elaborado diseño da fe de la pericia de los artesanos vikingos.

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MITO
ERAN TODOS ALTOS Y RUBIOS

La palabra «vikingo» evoca la imagen de un hombre fornido, rubio y de ojos azules. En otras palabras, y en nuestro contexto actual, Chris Hemsworth en las películas de Thor. Pero Lise Lock Harvig, de la Universidad de Copenhague, concluyó a partir de estudios de ADN realizados en esqueletos hallados en tumbas medievales que en aquellos tiempos existía una mezcla variopinta de rubios, pelirrojos y morenos, igual que hoy. La sociedad vikinga no era exclusivamente de ascendencia escandinava. «Por entonces ya se trataba de una mezcla cultural y étnica», afirma Harvig.

Herrero vikingo
Lorado/IStock

Un herrero trabaja el metal en una forja reconstruida al estilo vikingo. Este pueblo fabricaba sus armas y herramientas con hierro de turbera.

Según McMahon, incluso la idea de que tuvieran una estatura inusual es un mito. El varón medio de aquellas tierras septentrionales medía entonces 1,73 metros, lo mismo que el europeo medio. La nutrición quizá tuviese algo que ver; los veranos cortos y los duros inviernos de Escandinavia se traducían en recursos alimentarios limitados, así que las incursiones podrían haber sido una forma de buscar alimento. Su fama de gigantes es probablemente consecuencia del nacionalismo al alza en los siglos XIX y XX, que presentaba a los vikingos como el arquetipo nórdico y ario.

Las pruebas arqueológicas parecen refutar también el tópico de que eran poco higiénicos: sus tumbas y otros yacimientos están repletos de peines, pinzas y cuchillas de afeitar. También es posible que evitasen la pediculosis usando un jabón con un alto contenido en ceniza, cuyo efecto secundario era la decoloración del pelo.

Brazalete vikingo
Cm Dixon / Print Collector / Getty Images

Este brazalete de plata del siglo X apareció en Falster, una isla en el sudeste de Dinamarca.

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EL FINAL DE LA ERA VIKINGA

Tapiz de Bayeux
Barnabas Davoti / Shutterstock

El tapiz de Bayeux representando la conquista normanda de Inglaterra en 1066.

El tapiz de Bayeux (arriba, detalle) es un gran lienzo bordado a mano que representa la conquista normanda de Inglaterra liderada por Guillermo el Conquistador en 1066, año que marca el final de la ocupación vikinga de las islas británicas. El monarca anglosajón Haroldo II había repelido una invasión noruega en Stamford Bridge, cerca de York, pero poco después llegó la del duque normando, en la que él murió y su ejército fue derrotado en Hastings. Los normandos, «hombres del norte», deben su nombre a los nórdicos (vikingos) que se asentaron en el norte de Francia.

Petroglifo de Tanum
Barnabas Davoti / Shutterstock

Este petroglifo de Tanum representa un barco vikingo. Los bajorrelieves de esta localidad de Suecia datan de la Edad del Bronce y se les calculan al menos 3.000 años de antigüedad. 

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Este artículo ha sido adaptado a partir de la edición polaca de National Geographic.

Este artículo pertenece al número de Agosto de 2023 de la revista National Geographic.

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