Al igual que las inmensidades que conforman, las gotas de agua marina rebosan vida. Los científicos calculan que algunas pueden contener hasta un millón de organismos, la mayoría tan pequeños que no se aprecian a simple vista. Pero si se pone una gota al microscopio, probablemente aparecerán larvas de peces, copépodos y protistas peculiares. Aunque la mayoría de nosotros pasamos por alto estas diminutas criaturas y sus mundos acuáticos, el fotógrafo español Ángel Fitor las ha convertido en su inspiración.
De adolescente, Fitor pasaba buena parte de su tiempo escrutando el acuario de su casa en Alicante. «Bien pensado, mi relación con el mundo submarino empezó detrás del cristal», dice. Hoy, convertido a sus 50 años en naturalista autodidacta, ha hecho una profesión de aquel entusiasmo. «Continúo trabajando detrás del cristal, solo que con un tipo de cristal diferente: el objetivo de una cámara», afirma. Estos últimos años se ha dedicado a recoger agua del Mediterráneo y fotografiar las diminutas criaturas que contiene, una serie de imágenes a las que con tino llama SeaDrops, o «gotas de mar». Detectar lo que se esconde dentro de una gota de líquido en apariencia vacía «siempre es emocionante –explica, comparando la sensación a la de abrir los regalos el día de Reyes cuando era un chiquillo–. Nunca sabes qué aparecerá en una muestra hasta que la colocas bajo el objetivo. Tienes la impresión de estar haciendo un descubrimiento en toda regla».
Un FOTÓGRAFO SE HA PROPUESTO INMORTALIZAR, GOTA A GOTA, LAS MINÚSCULAS CRIATURAS DEL MAR.
Impulsado, en sus propias palabras, por «una pasión desaforada, curiosidad y un amor insondable por el mar», Fitor rastrea las aguas someras y bucea en las profundidades en busca de especímenes prometedores para llevarlos a su estudio y examinarlos más de cerca. «Cada muestra me brinda nuevas oportunidades de ahondar en mi apreciación de las criaturas pequeñas pero determinantes de nuestro planeta». Aunque ha reunido cientos de imágenes de flora y fauna microscópicas tan asombrosas como desconocidas, su labor no ha terminado. Para saciar de verdad su curiosidad, confiesa Fitor, «necesitaría varias vidas».
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Este artículo pertenece al número de Septiembre de 2023 de la revista National Geographic.