La tribu de los mundari, de Sudán del Sur, dedica su vida al pastoreo. En sus campamentos de ganado los niños realizan la mayor parte del trabajo diario, parte del cual es recoger el estiércol fresco de vaca, colocarlo en pilas y prenderle fuego para ahuyentar a moscas y mosquitos, omnipresentes en esta región. La ceniza resultante, fina como el polvo, la usan para frotarse el cuerpo y protegerse de los insectos. Roberto Pazzi tomó esta instantánea de madrugada. «A esa hora solo había niños que se calentaban junto al fuego antes de iniciar su rutina diaria».
Este artículo pertenece al número de Octubre de 2020 de la revista National Geographic.