Llamas, bestias, armas y estrellas salen de telares de madera para embellecer el brocado, un tejido con 1.300 años de historia que antaño se reservaba a las élites chinas y hoy es popular entre los jóvenes diseñadores de moda.

El brocado nació en China durante la dinastía Tang (618-907). Pronto surgieron variedades regionales en todo el país, como Nanjing y Chengdu, en cuyos museos de la seda los turistas pueden adquirir auténticos pañuelos y bolsos de brocado.

Este complejo tejido no puede reproducirse en fábricas. «Únicamente se teje en telares tradicionales», dice Feng Zhao, director honorario del Museo Nacional de la Seda de Hangzhou. Esta autenticidad atrae a los chinos de más edad, que aprecian el brocado «de corazón», y lo consideran un símbolo de su patrimonio cultural del que estar orgullosos.

Cada vez son más los jóvenes creadores de moda chinos que colaboran con tejedores tradicionales para incluir símbolos como nubes, dragones y fénix. La diseñadora Chen Liwen lanzó el año pasado una gama de pañuelos y accesorios dirigidos a la generación Z con el estampado del tigre (hu bu). El brocado antiguo pa rece entretejerse con el futuro de China.

Este artículo fue publicado en el número de noviembre de 2023