Histórica Acqua Alta en Venecia Cada año, y prácticamente después de cada lluvia, Venecia se inunda y se hunde al mismo tiempo, lo cual se traduce en el mismo resultado : más agua anegando los 1.200 años de historia de la ciudad, con más frecuencia y en períodos más largos. Su alcalde, Luigi Brugnaro, asegura que Venecia «volverá a brillar». ¿Pero sobrevivirá al calentamiento del planeta? El nivel de la laguna de Venecia ha subido 10 centímetros en los últimos 50 años . El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático calcula que la llamada acqua alta del siglo habrá pasado a producirse cada seis años en 2050 y cada cinco meses en 2100. Una de estas inundaciones anegó el 70% de la ciudad el pasado mes de noviembre. La prioridad más urgente tal vez sea salvar los tesoros y piezas artísticas. Tras la última inundación, universitarios y expertos en arte visitaron templos y museos dañados para trasladar las piezas más preciadas a plantas superiores. En algunos casos hasta intentaron hallarles nuevas ubicaciones fuera de Venecia. Pero esto no es más que un apaño provisional hasta que llegue el proyecto MOSE (llamado también Moisés), una obra pública en la que el Estado sellará la laguna con enormes compuertas . Aunque se planeaba acabarlo en 2011, los sobrecostes han ido posponiendo el proyecto. Las autoridades esperan que Moisés comience a proteger Venecia en 2022. Los cangrejos liberan carbono Las marismas salobres almacenan millones de toneladas de carbono, pero los cangrejos violinistas podrían estar liberándolo. En Brasil, Tanzania y China estos crustáceos, al cavar sus túneles, dejan expuesta materia orgánica que emite carbono. Los científicos apuntan que otros animales excavadores, como la almeja y la gamba, podrían estar causando daños similares. Noches cada vez más claras La contaminación lumínica se cuenta entre las perturbaciones medioambientales más cronificadas. Una estimación del año 2016 calculaba que Europa y el 99% de los Estados Unidos continentales sufre algún tipo de contaminación lumínica. El estudio descubrió que un tercio de la humanidad –incluido cerca del 80% de los norteamericanos– no es capaz de ver la Vía Láctea. Y los datos del satélite Suomi NPP sugieren que en todo el mundo la contaminación lumínica aumentó aproximadamente un 2% anual entre los años 2012 y 2016 . La culpa es de todas las luces, pero sobre todo las led. Al ser mucho más eficientes que las bombillas incandescentes y las fluorescentes compactas, pasan más tiempo encendidas, emitiendo luz en todas las direcciones a muy bajo coste. La falta de oscuridad puede afectar a cualquier animal cuya biología dependa de los ritmos circadianos, entre ellos nosotros , apunta Amanda Gormley, de la Asociación Internacional del Cielo Oscuro. «Cuando perdemos el acceso al cielo nocturno, perdemos una parte de nosotros». Alergias al alza Si no sabe lo que es sufrir una alergia primaveral, quizá se le acabe pronto la suerte. Y si ya las padece, tal vez se le exacerben. La Evaluación Nacional del Clima de Estados Unidos de 2018 advierte que enfermedades como el asma y la rinitis alérgica afectarán probablemente a más personas debido al cambio climático. La subida de las temperaturas y el adelantamiento de la primavera se conjugan para que las plantas liberen más polen durante más tiempo , con la consiguiente irritación de garganta, nariz y ojos. Las flores producen polen, pero también los árboles, las hierbas y las gramíneas. Dada su finura, es fácil que se lo lleve el viento y acabe en nuestras fosas nasales. Este artículo pertenece al número de Abril de 2020 de la revista National Geographic.