La observación de ranas, como la de aves, exige paciencia y perseverancia. Al igual que los ornitólogos, manejamos listas y hablamos nuestra propia jerga. Tenemos horarios extraños, espantamos mosquitos y llevamos calzado cerrado para evitar mordeduras de víboras. En un mundo que pierde sus ranas a pasos agigantados, nuestro grupo de viajeros interesados en los anfibios puso rumbo a Costa Rica para ir en su busca.

Estos recorridos, organizados por la ONG Save the Frogs, contribuyen a mantener en lugares como Belice, Perú y Ghana la creciente oferta de parques y ecoalbergues que protegen los hábitats vitales para estas criaturas vulnerables.

En Costa Rica hay 149 especies de ranas. (La que se ha posado en esta flor de heliconia es una rana arborícola azul americana). Nosotros identificamos 23 especies… Este es un juego adictivo lleno de decepciones y descubrimientos, siempre en busca de esos ojos que brillan como gemas en la oscuridad.

Este artículo pertenece al número de Marzo de 2020 de la revista National Geographic.