El ornitorrinco es una de las criaturas más extrañas del planeta, por diversos motivos. Aunque es un mamífero, esta especie nativa de Australia pone huevos y tiene púas venenosas en las patas posteriores. A todo ello se suma una cola de castor y un pico de pato. Y encima, caza por la noche con los ojos cerrados.

Ahora, la lista de rarezas acaba de ampliarse: su pelaje es fluorescente.

En un estudio publicado en la revista Mammalia, los científicos descubrieron que cuando se ilumina con luz ultravioleta (UV) –un espectro no visible para el ojo humano–, la piel del ornitorrinco emite un fulgor azul verdoso.

La biofluorescencia –fenómeno por el cual parte de un organismo, como el pelaje, absorbe luz en una longitud de onda y la emite en otra distinta– se ha observado en otras especies, por ejemplo, en caparazones de varias tortugas marinas y en hongos. El equipo de Paula Anich, experta en mamíferos del Northland College de Ashland, Wisconsin, estaba investigando el mismo rasgo en las ardillas voladoras cuando descubrió la vistosidad ultravioleta del ornitorrinco.

Aún no está claro por qué brillan en la oscuridad. Dado que son animales nocturnos y nadan con los ojos cerrados, parece poco probable que esta característica desempeñe un papel importante en la comunicación con sus congéneres. Es posible que les ayude a evitar a ciertos depredadores capaces de ver la luz UV; absorber los rayos UV y emitir una luz azul verdosa podría constituir una forma de camuflaje, dice Anich. También cabe la posibilidad de que este rasgo no tenga ninguna función y que simplemente sea un vestigio del pasado que el ornitorrinco haya conservado a la par que sus demás características primitivas, como el oviparismo.

Este artículo pertenece al número de Junio de 2021 de la revista National Geographic.

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