Gopi Sundar, experto en grullas y científico de Nature Conservation Foundation, organización no gubernamental de conservación e investigación de la vida silvestre con sede en Mysore, la India, lo había observado por primera vez en 1999 en el distrito de Etawah, en el sudoeste del estado de Uttar Pradesh. Aunque las grullas suelen ser monógamas, algunas parejas reproductoras de grullas sarus (Antigone antigone) optan por un sistema social algo más complejo: en ocasiones permiten que se les una un tercer individuo, no para formar un trío sexual, sino para que ayude en la cría de los polluelos. Sundar comentó ese comportamiento con otros científicos, pero no le hicieron demasiado caso, así que se propuso seguir «espiando» el comportamiento reproductor de la especie, en concreto el de ese primer grupo de tres grullas que vio en 1999. Tras 16 años de observación, durante los cuales contó con la colaboración de agricultores locales que monitorearon a las grullas sarus en sus hábitats naturales, el pasado mes de marzo publicó un artículo científico donde constata que, aunque no es un comportamiento frecuente, estas asociaciones suelen darse entre ejemplares de esta especie. «Las parejas muestran comportamientos estereotipados y sincronizados que les permiten reforzar los lazos de pareja y defender su territorio, como, por ejemplo, un canto que entonan al unísono. Pero cuando viven en unidades de tres, también lo hacen. Podríamos decir que aunque no forman un trío, sí forman un terceto», explica el biólogo.

Estos tercetos se dan mayoritariamente en hábitats de baja calidad, con escasos humedales y poco alimento, en los cuales es útil contar con una au pair: el experto ha podido comprobar que los polluelos criados por tres grullas tienen mayor tasa de supervivencia. «Comprender si las formaciones de tríos están relacionadas con las condiciones medioambientales es importante, porque creemos que ciertos comportamientos, como la monogamia en aves longevas, están siendo alterados por el cambio climático». ¿Y qué gana esa grulla nodriza con esta asociación? «Seguramente experiencia y práctica en la cría, lo que mejorará sus futuras dotes como padre o madre», afirma Sundar.

OTROS DATOS

Las grullas sarus (Antigone antigone), con una envergadura alar de hasta 2,80 metros y casi dos metros de altura, figuran entre las aves voladoras más altas del mundo. Oriundas de la India, el Sudeste Asiático y Australia, son aves no migratorias. La especie está catalogada como vulnerable por la UICN debido a la fragmentación y contaminación de los humedales, su hábitat natural.

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Este artículo pertenece al número de Agosto de 2022 de la revista National Geographic.