Aunque para los paleontólogos el descubrimiento de cualquier pieza fósil que arroje luz sobre tiempos remotos es de gran valor, hay algunos hallazgos que hacen especial ilusión. Es el caso del que ha tenido lugar en el yacimiento de origen kárstico de la sierra de Quibas, en el municipio murciano de Abanilla. Declarado Bien de Interés Cultural, alberga depósitos de hace entre 1,2 y un millón de años, y desde su descubrimiento en 1994 ha proporcionado fósiles de hasta 70 especies animales distintas. Durante la exitosa campaña de este año, el equipo de investigadores, dirigido por miembros del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), perteneciente a los Centros de Investigación de Cataluña (CERCA), ha recuperado más de un centenar de restos de grandes vertebrados y otros tantos de invertebrados. Pero el hallazgo estrella, afirman, ha sido un esqueleto parcial de lince ibérico que tiene más de un millón de años de antigüedad.

«Aunque el lince ibérico es un carnívoro abundante en los yacimientos paleolíticos de la península Ibérica, hasta ahora los restos recuperados de las poblaciones más antiguas son muy escasos –explica Pedro Piñero, codirector de la excavación junto con Jordi Agustí, ambos investigadores asociados al IPHES-CERCA–. Pero en Quibas hemos encontrado el esqueleto más antiguo hallado hasta el momento, compuesto por 40 fósiles que conforman el registro más completo del Pleistoceno inferior de este felino endémico de la península Ibérica».

En aquellos tiempos, los linces ibéricos campaban por un territorio que, según los últimos análisis paleoclimáticos y paleoecológicos del yacimiento de Quibas, gozaba de un clima algo más lluvioso que el actual. Seguramente, añade el paleontólogo, en esta sierra de Murcia predominaba un paisaje de bosque con áreas abiertas de matorral y zonas rocosas en las proximidades de la cueva donde se han hallado los restos, con charcas y praderas húmedas en las áreas más alejadas del yacimiento. El estudio de este esqueleto parcial de lince ayudará a los investigadores a esclarecer la historia evolutiva de esta especie emblemática de la península Ibérica y averiguar, entre otras cosas, si aquellas poblaciones primitivas del felino ya estaban adaptadas exclusivamente a la caza de conejos.

Este artículo pertenece al número de Noviembre de 2021 de la revista National Geographic.