Con 550.000 habitantes y 10 millones de visitantes al año, la metrópoli francesa de Niza Costa Azul ha asumido un reto formidable: convertirse en 2025 en la primera ciudad libre de plásticos del Mediterráneo, tras un compromiso acordado con WWF Francia en agosto de 2019.
«El Mediterráneo es uno de los mares más contaminados por plásticos, por lo que el papel de las ciudades costeras resulta fundamental –explica Enrique Segovia, director de conservación de WWF España–. Con este acuerdo, Niza lidera en el Mediterráneo la batalla contra los plásticos y abre un camino para que otras ciudades se sumen a esta iniciativa».
A escala planetaria, el vertido de plásticos en la naturaleza alcanza los 100 millones de toneladas anuales, una décima parte de las cuales va a parar a los océanos. Concretamente en el mar Mediterráneo se calcula que cada año unas 600.000 toneladas de residuos plásticos acaban en sus aguas. Para combatir tamaña contaminación, desde Niza, capital del departamento francés de los Alpes Marítimos, se ha diseñado un plan de acción organizado alrededor de tres ejes principales: uno, reducir el consumo de productos plásticos en todo el territorio; dos, promover la reutilización de los productos fabricados con este material y ofrecer alternativas a los plásticos de un solo uso, y tres, canalizar el reciclado de los plásticos que no hayan podido ser evitados.
Este compromiso se enmarca en la iniciativa Plastic Smart Cities, liderada por WWF a nivel internacional. Su objetivo es proporcionar una plataforma de intercambio de conocimientos sobre el plástico y su gestión en la que Gobiernos, agencias intergubernamentales, industrias, emprendedores y ONG trabajen juntos por un mar sin plásticos. La lucha se alinea con siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas y ha sido suscrita por otras ciudades mediterráneas, como Tánger, en Marruecos; Tinja, El Kram, Nabeul, Hammamet y Monastir, en Túnez; Izmir, en Turquía, y Dubrovnik, en Croacia. Esperemos que se unan muchas más.
Este artículo pertenece al número de Octubre de 2020 de la revista National Geographic.