Cartografiar un cerebro, por pequeño y simple que sea, es una odisea: no en vano describir el conectoma humano es aún un sueño inalcanzable. Hasta ahora, solo se habían descrito las conexiones neuronales de tres animales: el diminuto filtrador marino de la clase de los asidáceos Ciona intestinalis, cuyo sistema nervioso está conformado por 177 neuronas; el gusano nematodo Caenorhabditis elegans, con 302, y la larva del gusano paliqueo marino Platynereis dumeri, con unas 1.500. Ahora, un equipo de investigadores del Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge, en Inglaterra, han logrado un hito. Liderados por dos neurobiólogos, el catalán Albert Cardona y la croata Marta Zlatic, han reconstruido todas las neuronas, y sus dendritas en forma de árbol, de la larva de la famosa Drosophila melanogaster, la mosca de la fruta, un organismo modelo muy usado en los laboratorios de genética que ha permitido grandes avances científicos y algunos Premios Nobel. «También hemos localizado todas las sinapsis (los puntos de interconexión entre neuronas), así como los caminos que recorre la información desde que es emitida por los sentidos de este insecto (vista, oído, olfato, gusto y tacto, pero también dolor, temperatura o nivel de oxígeno) hasta que llegan a las neuronas responsables de las respuestas motoras», explica Cardona. 

Un total de 3.016 neuronas divididas a partes iguales entre ambos hemisferios que pueden inspirar futuros diseños mejorados de redes neuronales artificiales y ser de gran utilidad para progresar en el conocimiento de las enfermedades neurodegenerativas.

Mosca de la fruta
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Las moscas adultas poseen un cerebro con 100.000 neuronas, dos terceras partes de las cuales constituyen el sistema óptico.

«Creemos que conocer el mapa del territorio cerebral de la larva de Drosophila permitirá indagar en las disfunciones motoras y cognitivas de enfermos de alzhéimer o de párkinson y, en consecuencia, que en el futuro alguien desarrolle un fármaco para paliar sus síntomas, o incluso curarlos», afirma el neurocientífico catalán. Más o menos pronto, avanza Cardona, se obtendrán otros conectomas animales. En el horizonte, un calamar, un lagarto y un ratón.

 

Este artículo pertenece al número de Junio de 2023 de la revista National Geographic.

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