Las babosas marinas de la familia de los aplísidos, conocidas como liebres de mar, son unos curiosos moluscos herbívoros hermafroditas que ramonean en solitario en los fondos de aguas templadas y tropicales. Como su vida dura alrededor de un año y solo experimentan una única época de reproducción, aparearse con éxito es fundamental para la supervivencia de estos gasterópodos.
Para asegurar el tiro, se ha observado que algunas especies han desarrollado una estrategia de amor comunal: se juntan en grupos numerosos y se aparean formando cadenas de varios individuos, en una «fiesta» que puede durar varios días. La babosa situada al frente de la cadena actúa como hembra; la del final, como macho, y las que están en medio… como ambas cosas a la vez. Scott Cummins, profesor de biología molecular de la Universidad Deakin de Australia, participó hace unos años en un estudio dirigido por Gregg T. Nagle, de la Universidad de Texas, para determinar qué detonaba esas orgiásticas agregaciones en las babosas marinas borrachas (Aplysia californica), y descubrió que liberan un cocktail de feromonas cada vez que hacen una puesta. En concreto, cuatro sustancias químicas que atraen a otras babosas, las cuales se suman a su vez a esta especie de conga submarina. Dichas proteínas, que nunca antes habían sido estudiadas, fueron denominadas: atracción, persuasión, tentación y seducción. «Haber aprendido a identificar este tipo de sustancias químicas puede resultar muy útil en el caso de otros animales marinos causantes de plagas, como la estrella de mar corona de espinas –explica Cummins–. Sabiendo cómo manejarlas, podríamos interrumpir la comunicación entre los animales e impedir su reproducción». Qué aguafiestas, debe de pensar la estrella de mar. Ciertamente, nunca llueve a gusto de todos.
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OTROS DATOS
El primer «cocktail de feromonas» identificado en invertebrados que se transmite a través del agua es el de Aplysia californica. La razón por la que estas babosas marinas usan cuatro feromonas distintas no se sabe con seguridad, pero todo apunta a que da información muy específica al receptor sobre la especie que lo emite.
Este artículo pertenece al número de Julio de 2021 de la revista National Geographic.