Más vale eunuco vivo que machote devorado. A esa conclusión parecen haber llegado los diminutos machos de la araña ermitaña asiática (Nephilengys malabarensis), una especie cuyas hembras, mucho más grandes (ellos miden unos cinco milímetros, ellas alrededor de 15) tienen la nada romántica tendencia de comerse a su partenaire durante el encuentro sexual. Se sabe que tienden al canibalismo sexual el 75% de las veces. En respuesta a ese pack letal de «sexo + comida», la mayo­ría de los machos ha adoptado una contratáctica impresionante: durante la cópula, y antes de que a la dama le entre el hambre, él opta por seccionarse el palpo, su órgano sexual, un comportamiento que se conoce como el «fenómeno del eunuco».

Según se pudo comprobar en directo durante un estudio liderado por el profesor Li Daiqin, de la Universidad de Singapur, después de ese acto tan cafre de automutilación genital, la transferencia de esperma continúa. «La cópula a distancia aumenta la cantidad total de esperma transferido y, por tanto, probablemente mejora el éxito en la reproducción», explica Li. Los investigadores concluyeron que la cópula a dis­tancia probablemente evolucionó como una adaptación de los machos a la agresividad de sus parejas. Al tiempo que consiguen una cópula más larga, escapan vivos de la contienda sexual. Por cierto, estas arañas construyen grandes telas orbitales de hasta un metro de diámetro y, cuando no practican el canibalismo, se alimentan de pequeños insectos.

Este artículo fue publicado en el número de noviembre de 2023

Más Sobre...
Arañas