Victoria Almansa-Villatoro es una referencia mundial en escritura iconográfica. Natural de Huelva, es miembro de la Harvard Society Fellows, y una de las protagonistas del artículo Metal caído del cielo, publicado en el número de junio de National Geographic. Entre sus grandes hallazgos, está el descubrir que los pobladores del antiguo Egipto ya conocían la existencia de los meteoritos y que, mucho antes de dominar el metal, ya utilizaban estos objetos caídos del cielo para fabricar armas y adornos. Almansa-Villatoro, con sus pesquisas sobre el significado oculto en los Textos de las Pirámides, también ha desvelado muchos otros misterios de esta antigua civilización. Nos lo cuenta en esta entrevista.

National Geographic España: Sus pesquisas sobre los grabados inscritos en las pirámides de Saqqara desvelaron que los pobladores del Reino Antiguo ya conocían la existencia de los meteoritos hace más de 4.000 años. ¿Qué significaban para los antiguos egipcios aquellos objetos caídos del cielo?

Victoria Almansa-Villatoro: Parece ser que tenían dos funciones. Por un lado, significaban "regeneración". Los objetos de hierro procedentes de los meteoritos se incluían en tumbas y están asociados con un ritual funerario conocido como “Apertura de la Boca” por el que se devolvía al difunto su capacidad de usar los sentidos. Por otro lado, el conocimiento de la procedencia celeste del hierro, un material muy raro en aquella época, convirtieron a los objetos fabricados con este material en un artículo de lujo. Ello explica el doble sentido de la daga de hierro de Tutankamón: es tanto un objeto asociado con la resurrección como un símbolo de prestigio que no cualquiera podía permitirse incluir en un ajuar funerario. La función regenerativa del hierro se explica por su procedencia celeste, ya que en el antiguo Egipto el cielo estaba personificado por la diosa Nut, en cuyo útero se produce el renacimiento del difunto. De hecho, en los Textos de las Pirámides, los más antiguos textos rituales del mundo, el cielo es el destino final del difunto para alcanzar la mortalidad.

Armas hechas con meteoritos

National Geographic España: ¿Encontró inicialmente algún tipo de resistencia en el mundo académico con respecto a su tesis? ¿Hubo consenso científico?

Victoria Almansa-Villatoro: De momento mi investigación ha tenido buena acogida. La resistencia ha sido minoritaria, y viene de quienes piensan que la palabra que aparece en los Textos de las Pirámides, bjA, no significa “hierro” sino “cobre”. Sin embargo, la escritura de bjA en los Textos de las Pirámides aparece en los Papiros de Abusir junto con la escritura para “cobre”, por lo que ambos metales están claramente diferenciados.

Tumba del rey Teti
Jay Bennet

La egiptóloga lee las inscripciones de los Textos de las Pirámides en la tumba del rey Teti, en Saqqara. 

National Geographic España: ¿Qué más secretos nos deparan los Textos de las Pirámides de Saqqara?

Victoria Almansa-Villatoro: Las inscripciones de los Textos de las Pirámides están llenas de metáforas y expresiones oscuras que son muy difíciles de entender para los estudiosos, pero que tenían sentido para los antiguos egipcios. En mi opinión, si queremos desvelar todos sus secretos, debemos aproximarnos a ellos con especial atención a la iconicidad de los jeroglíficos. No es suficiente traducir los textos, hay que aceptar que quienes los pusieron por escrito se aprovechan de la información no lingüística que las imágenes aportan, como es el caso del signo para “hierro” que representa el cielo lleno de agua. Creo que los Textos de las Pirámides no se deben clasificar como textos “religiosos” o “rituales”, porque estas categorías o géneros literarios son conceptos modernos y occidentales. Al revés, usan la retórica (quizás heredada de su bagaje oral) y la iconicidad para preservar conocimientos de manera fácil de entender y memorizar.

 

Mensajes ocultos
Victoria Almansa-Villatoro

Jeroglíficos de la antecámara de la tumba del rey Unis, en Saqqara.

National Geographic España: Usted decidió centrar su carrera en uno de los grandes misterios del antiguo Egipto: la iconografía y el complejo sistema lingüístico de los habitantes del país del Nilo. ¿Por qué se decantó por este campo de estudio? ¿Qué ha descubierto en sus investigaciones?

Victoria Almansa-Villatoro: Mis investigaciones se ciñen en dos ámbitos: la historia socioeconómica y política de Egipto y el origen y sentido de la religión. Para entender, por ejemplo, cuánto poder tenía el faraón en la vida política de Egipto no nos basta con consultar las fuentes escritas, plagadas de propaganda real, o recurrir al registro incompleto y parcial de las pruebas arqueológicas. Cuando se leen textos, también hay que prestar atención a lo que no dicen, a lo que dejan para el entendimiento común. Con la cultura material hay que preguntarse quién tenía acceso o entendía determinados objetos o iconografías ¿Era solo una élite? ¿Eran los egipcios de a pie? Cuando observamos todas las piezas del puzle de una manera holística nos damos cuenta de que las cosas nunca son tan simples como se presentan en un primer momento. Por ejemplo, en mi tesis doctoral descubrí que el discurso político del faraón en el tercer milenio a.C., la época de las pirámides, no está basado en el totalitarismo, la coerción, o el poder divino del monarca, sino que se trata de una réplica del modo en el que otros egipcios pedían favores: énfasis en altruismo, conexiones y reciprocidad de servicio. Esto no quiere decir que no existiese la coerción, pero los textos reales buscan persuadir de un modo más sutil y estratégico de lo que a menudo relacionamos con el faraón. La política se construye desde abajo, no viene impuesta desde fuera. Mis investigaciones sobre la escritura han producido otras sorpresas. Por ejemplo, en 2019 descubrí que en las primeras fases de la historia egipcia no existían los nombres teofóricos (esto es, los formados con el nombre de un dios, como Meritamon “la amada de Amon”), tan populares en los siglos posteriores. Este descubrimiento surgió gracias, entre otras cosas, a mi reinterpretación de un jeroglífico que anteriormente pensábamos representaba a la diosa Neith. En realidad, el símbolo representa a una entidad femenina muy desconocida y que prácticamente desaparece en épocas posteriores: la Hemsit. Esta observación suscita algunas preguntas que aún están por resolver ¿Qué significado tenían los dioses para los primeros egipcios? ¿Por qué se borra a la Hemsit de la historia a medida que el estado empieza a formarse mientras que su equivalente masculino, el Ka, se convierte en una de las entidades más importantes de época faraónica?

 

National Geographic España: ¿Cómo descubrió su pasión por la egiptología? ¿Qué recomendaría a un joven que quiera dedicarse a esta disciplina?

Victoria Almansa-Villatoro: Siempre he sentido fascinación por el antiguo Egipto. De pequeña pedía libros sobre Egipto en Navidad y por mi cumpleaños. La dueña de una librería cercana a mi casa me llamaba cada vez que llegaban ejemplares nuevos. No hay un motivo particular por el que me apasione la egiptología. El modo más fácil de describirlo es la atracción y el amor que se siente por una pareja. Si algún joven siente lo mismo, le recomiendo que siga adelante. No es un camino fácil, pero se consigue. Le recomendaría que escriba, que pida consejo y que hable con quienes ya han recorrido este trayecto. Además, es importante que sea consciente que no es un camino rápido, y que conlleva muchos más años de universidad y educación que la mayoría de las carreras: yo hice cuatro años de grado en la Universidad de Sevilla, dos años de máster en la Universidad de Pisa y seis años de doctorado en Brown University. Actualmente trabajo en la Universidad de Harvard. Si un joven se ve en esta misma tesitura y decide seguir adelante, hay un requisito que resulta fundamental: ¡aprender idiomas cuanto antes! Inglés, francés, alemán es lo más común, pero, además, yo recomendaría también árabe egipcio. Esto sin contar las lenguas antiguas que normalmente se estudian en la universidad, como el egipcio antiguo. Cuando se tiene un sueño hay que perseguirlo y no quedarse con la duda de qué habría pasado si lo hubiese intentado.