Hace un año, George Floyd perdió la vida bajo la rodilla de un policía blanco de Minneapolis. Su muerte inspiró multitudinarias protestas por los derechos civiles en todo el mundo y un doloroso examen de conciencia racial en Estados Unidos que está lejos de haber concluido.

Hace cien años una turba de blancos arrasó Greenwood, un próspero distrito negro de Tulsa, Oklahoma, a lo largo de 48 horas de saqueos, incendios y disparos que se saldaron con hasta 300 muertos y unos 10.000 ciudadanos sin hogar. Fue una de las acciones terroristas más graves de la historia estadounidense. Y me avergüenza reconocer que hasta hace bien poco, yo no había oído hablar de ello.

En muchos sentidos, la diferencia entre 1921 y 2021 es abismal. Nuestro país ha experimentado grandes transformaciones, entre ellas los significativos avances en la ampliación de la igualdad y las oportunidades a toda la ciudadanía. Pero en otros aspectos y en otros espacios siguen reverberando los ecos de un detestable pasado de segregación.National Geographic lleva desde 1888 dando cuenta del viaje de la humanidad, pero hasta hace unos pocos años no comenzamos a abordar directamente el tema de la raza.

Pese a su magnitud, durante décadas se echó tierra sobre la tragedia de Tulsa, como sobre las tumbas sin nombre de sus víctimas. Y entonces, en 2018, la periodista del Washington Post DeNeen L. Brown dio a conocer en un artículo la obstaculización de las investigaciones sobre lo sucedido, lo que contribuyó a que se reabriesen las pesquisas. Con el impactante reportaje que firma Brown en este número revisamos los sucesos de Tulsa y su pertinencia para comprender los acontecimientos de hoy.

Llamamos también a la puerta de la escritora Michele L. Norris. Hace más de una década Norris emprendió el Proyecto Race Card, en el que invitaba a pensar en la palabra «raza» y sintetizar lo que evocase en solo seis palabras. Pensaba que recibiría muy pocas respuestas. Se equivocó. «No tenía la menor idea de que en realidad estaba habilitando una línea de comunicación directa con los espacios más privados de la gente», escribe. Por ahora acumula ya más de 500.000 microtextos en seis palabras, procedentes de todos los estados del país y de un centenar de países y territorios.

Norris ha traído el Proyecto Race Card a National Geographic Society en calidad de Fellow de narración. Esta «colcha de retales», como ella lo llama, entreteje todo tipo de hilos culturales, desde latinos e indígenas hasta asiáticos e iraníes.

Pedí a una amiga que había participado en el proyecto que compartiese su aportación: «La única familia negra del barrio».

¿Cuáles serían mis seis palabras? Al reflexionar sobre el difícil año pasado y la crispación política que vivimos, por ahora me quedaré con esto: «Blanca, privilegiada, con mucho que aprender».

Gracias por leer National Geographic.

Este artículo pertenece al número de Junio de 2021 de la revista National Geographic.

Más Sobre...
racismo Razas