Teresa Zgoda había vuelto a casa desde la universidad, donde estudiaba fotografía científica, cuando al hospital veterinario que dirige su padre en el estado de Nueva York llegó una tortuga a la que había atropellado un coche. Le faltaba un buen trozo de una pata delantera, y una radiografía reveló que estaba preñada. Aunque sobrevivió y puso los huevos, ninguno eclosionó. Mediante herramientas de edición y colorización, Zgoda convirtió la radiografía en una clase de ciencias –revelando detalles de la anatomía de la tortuga y de los huevos– y en una obra de arte. Este artículo pertenece al número de Abril de 2021 de la revista National Geographic.