La diseñadora Zsofia Kollar ha estado recientemente en Materfad, el centro de materiales de Barcelona, para explicar un singular proyecto que pretende convertir el cabello humano en un valioso material para la industria textil. Y es que a esta investigadora de nuevos materiales neerlandesa siempre le ha fascinado el cabello. Adorna nuestra cabeza, es objeto de admiración, le dedicamos muchos cuidados e invertimos dinero para que resplandezca, no en vano es una parte importante de nuestra personalidad e identidad estética. Sin embargo, una vez cortado, pierde todo su valor y se desecha. «¿Cómo es posible que una de las piezas más preciadas de tu cuerpo se desaproveche por completo después de un corte?», se preguntó un día.
Kollar nos explica que cuando empezó a indagar sobre el tema, descubrió que solo en Europa unos 150 millones de kilos de cabello humano acaban cada año en la basura. Y si sumamos todo el que se tira en los salones de peluquería del mundo, la cifra escala hasta los 2.200 millones de kilos anuales. Entonces empezó a darle vueltas a una idea: «Me propuse devolver el valor a este material después de ser cortado y comencé a investigar en qué sector podría ser utilizado de forma eficiente».
Medina Resic/ Human Material Loop
Los tejidos de Human Material Loop, similares a la lana, son versátiles en cuanto a color y estampado.
Para averiguarlo, se sumergió en una exhaustiva investigación y aprendió muchas cosas. Algunas fueron determinantes: por ejemplo, que el cabello está constituido por una fibra hecha de proteínas, la queratina, al igual que la lana, y que además de ser superresistente, repele el agua y es biodegradable. Por otro lado, que la industria textil es altamente contaminante y en los procesos de producción consume una ingente cantidad de agua. Producir un kilo de algodón supone un gasto de 10.000 litros de agua. Dicho de otra forma: el agua gastada en fabricar la cantidad de algodón necesaria para confeccionar una camiseta es de unos 2.700 litros, el equivalente a lo que bebe una persona a lo largo de dos años y medio. Pero eso no es todo.
«Este sector genera una cantidad de residuos descomunal: hasta 17 millones de desechos textiles anuales acaban en los vertederos y son la causa de que vaya a parar al mar una cantidad colosal de microplásticos procedentes de los tejidos sintéticos. Cada vez que se lava una prenda de este material, se liberan alrededor de 700.000 fibras microscópicas. En la actualidad, el 60 % de la ropa que usamos es de origen sintético, y esas fibras tardan unos 200 años en descomponerse», señala.
¿Alguna pega más? Se estima que cada año se talan unos 100 millones de árboles para producir material textil. Y la cosa irá a más porque cada vez compramos más ropa. «Hoy tenemos cinco veces más prendas que las que usaban nuestros abuelos», señala la diseñadora.
¿Por qué no utilizar el cabello humano como un nuevo material sostenible en la industria textil y, a la vez que reducimos la contaminación y el gasto de recursos, disminuimos también los residuos en el mundo?, se preguntó Kollar. Decidida a tirar adelante la iniciativa, creó la empresa Human Material Loop, con sede en Ámsterdam. Formó un equipo con ingenieros y químicos orgánicos, y el reto fue desarrollar una tecnología que hiciera posible transformar el cabello humano en un tipo de fibra susceptible de convertirse en material textil con la maquinaria ya existente.
Los primeros prototipos ya existen. En particular, unos jerséis fabricados 100 % con cabello humano, de aspecto muy parecido a un homólogo de lana, que podrán ser comercializados en 2024 a un precio similar a estos. En paralelo, Kollar trabaja para implementar un servicio de recogida para gestionar los residuos de las peluquerías.
Por cierto, por si alguien se lo está preguntando: no, no se puede saber de quién es el pelo con el que se hizo tal jersey. El cabello humano cortado o roto, es decir, sin raíz o bulbo, no contiene ADN nuclear.
Este artículo pertenece al número de Septiembre de 2023 de la revista National Geographic.