Estos herbívoros se asemejan a hojas, ramitas y corteza de árboles, dando un nuevo significado al dicho «de lo que se come, se cría». Los fásmidos, conocidos como insectos palo o insectos hoja, suelen camuflarse entre la vegetación hasta volverse casi invisibles. Es una estrategia de supervivencia eficaz: sus depredadores quieren comer insectos, conque hacen caso omiso de lo que parece ser una planta.

Al igual que la vegetación que imitan, la mayoría de los fásmidos no se mueven demasiado, explica el entomólogo Thies Büscher. Encuentran un nicho sin competencia por los recursos y han evolucionado con el tiempo para adaptarse
a su entorno. Al buscar hábitats parecidos en distintas partes del mundo, encontramos especies que han sobrevivido del mismo modo: insectos hoja que se tornaron más marrones en los hábitats áridos o más verdes en las selvas tropicales.

El camuflaje se da en todas sus etapas vitales. El insecto palo espinoso (Extatosoma tiaratum) imita las hojas arrugadas cuando es adulto, sus ninfas imitan a las hormigas primero y a la corteza después, y sus huevos parecen semillas. Las hormigas del género Leptomyrmex se hacen con esos huevos, pero solo se alimentan del capitulum, una protuberancia rica en nutrientes y con forma de perilla. Cuando los fásmidos eclosionan, se parecen mucho a las hormigas, lo que ahuyenta a los depredadores. Luego trepan a los árboles, donde pronto se confunden con la corteza o con las hojas. Es un ciclo vital que cuenta la historia de su ecosistema.

La mayoría de los huevos de fásmido, como los del insecto palo espinoso, parecen semillas, a veces de plantas autóctonas. Por ejemplo, los del insecto palo indonesio Phyllium letiranti recuerdan a las semillas de la tindora, una planta tropical. Büscher apunta que otros atributos también aumentan la probabilidad de supervivencia de los huevos. Sus cáscaras endurecidas regulan la radiación y la humedad, y las manchas negras podrían tener funciones de termorregulación.

Algunos huevos, como los de Orestes draegeri, tienen unos pelillos diminutos que hacen las veces de velcro para fijarlos en su posición. Existe una especie exitosa llamada Ramulus mikado que puede encontrarse en todo el archipiélago japonés. Aunque antes se creía que las aves consumían y esparcían sus huevos, nuevos experimentos han demostrado que el secreto probablemente radica en un sacrificio agridulce: las madres engullidas por las aves suelen contener algunos huevos que sobreviven.

Este artículo fue publicado en el número de noviembre de 2023

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