La curiosidad infantil es contagiosa. Hace unos años, de camino a un parque de su barrio londinense, Eduard Florin Niga y su hija distinguieron una hormiga en la acera. La pequeña se detuvo a examinarla. «¿Dónde tiene los ojos, papá?», preguntó. Su padre, que es maestro –en su Rumanía natal fue policía y documentaba escenarios de delitos–, supo al momento que la fotografía le daría la respuesta.

Las hormigas son uno de los animales más abundantes y prósperos de la Tierra. El registro fósil revela que surgieron hace entre 168 y 140 millones de años y hoy es posible que existan más de 15.000 especies. Se han descrito unas 12.000, y decenas de ellas aparecen retratadas en la ópera prima de Niga, Ants: Workers of the World (Hormigas: obreras del mundo).

La macrofotografía que practica exige una preparación minuciosa, tanto si pretende ampliar el objeto a 10 veces su tamaño natural como a 1.000. Trabaja de noche, sin compañía, en la parte trasera de su casa, donde las vibraciones de los vehículos que pasan no perturban su montaje. La única iluminación de la sala es la luz que proyecta sobre sus protagonistas.

 

Fila de hormigas
Eduard Florin Niga

Unas hormigas negras de jardín (Lasius niger) avanzan en fila mientras otras se detienen a beber de una gota de agua azucarada que el fotógrafo dejó para ellas.

Una serie de colaboradores le envían ejemplares de hormigas y otros insectos; otras veces los encarga por Internet. Algunos especímenes le llegan vivos, y después de la sesión fotográfica los devuelve al remitente o se quedan a vivir en las colonias que mantiene en casa. Otros le llegan preservados, a menudo en etanol. Cuando prepara un espécimen muerto para hacerle un primerísimo plano, Niga lo rehidrata cuidadosamente, lo limpia, le abre las mandíbulas y lo clava en una posición realista. «En un mundo tan diminuto –dice–, hasta el detalle más minúsculo tiene su importancia». A continuación toma cientos de fotografías macro de las distintas partes corporales del insecto. Para obtener la imagen final, Niga combina entre 150 y 500 de esas fotografías mediante un procedimiento denominado apilamiento de enfoque, en el que se fusionan fotos similares con la misma orientación pero progresivamente más cercanas para conseguir así mayor profundidad de campo. Completar uno de estos «retratos» le puede llevar una semana de trabajo, o incluso más.

«Aunque son diminutas, es imposible no fijarse en ellas. Figuran entre las criaturas más omnipresentes y prósperas de la Tierra». —Eleanor Spicer Rice, ENTOMÓLOGA

La combinación de imágenes no funciona con animales vivos –si el protagonista se mueve, en la foto saldrá con varias cabezas, por ejemplo–, así que obtener una foto satisfactoria de un insecto vivo puede llevarle un par de días. Confiesa que en general es una persona poco paciente, «pero con este tema no sé de dónde me sale la paciencia. Seguro que es porque me apasiona». Niga confía en que sus imágenes granjeen un mayor aprecio a las criaturas diminutas de nuestro mundo… con ojos y todo. 

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Este artículo pertenece al número de Octubre de 2023 de la revista National Geographic.

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