Deslumbrados por el entorno, pocos visitantes se detienen en este rincón situado en el interior del palacio de Carlos V. En cualquier otro lugar del mundo, un museo nacional de arte hispanomusulmán de la talla del de la Alhambra, recopilatorio de su arquitectura, sus artes decorativas y sus objetos de uso doméstico, gozaría de una ubicación en un lugar muy visible y de una afluencia de visitantes envidiable. Sin embargo, y pese a hallarse en el mismo corazón de la Fortaleza Roja, esta exposición permanente de auténticas joyas del arte hispanomusulmán de entre los siglos VIII y XV tal vez pasa algo desapercibida, eclipsada por la espectacularidad de la ciudad palatina. Pero nada en la Alhambra está completo sin los ajuares domésticos en que se sirvieron las cenas de la corte nazarí, las puertas que cerraron sus estancias, las monedas que manejaron sus visires, los libros sagrados con los que oraron, los juguetes que entretuvieron a sus hijos o las lápidas cuyas inscripciones aún recuerdan a sus emires muertos.
Hoy llamado Museo de la Alhambra, fue inscrito en la relación de museos oficiales en 1944 y forma parte del Patronato de la Alhambra y Generalife. Consta de siete espacios estructurados de forma temática y cronológica que nos acercan a ámbitos como la fe, la ciencia o la economía y recorren la historia de al-Andalus, desde el emirato de Córdoba hasta su último período, el nazarí. En ellos hay piezas de procedencia diversa, halladas en excavaciones arqueológicas o rescatadas de mercados de antigüedades y subastas, que nos hablan de juegos, usos sociales y costumbres. Para contextualizarlas, quizá no haya nada mejor que adentrarse en estas salas tras haber visitado los Palacios Nazaríes e imaginarlas formando parte de sus estancias. «Cada objeto, cada obra de arte supone una mirada a la vida cotidiana en la corte de la ciudad palatina, un punto de conexión que nos permite escrutar el pasado y aproximarnos a sus antiguos moradores», dice Purificación Marinetto, jefa del Departamento de Conservación de Museos.
Este artículo pertenece al número de Junio de 2023 de la revista National Geographic.