El número de julio de 1906 de la Geographic estaba centrado en mostrar fotografías espontáneas de animales –un mapache comiendo, un alce, un venado– que habían hecho saltar un dispositivo, activando un flash y un obturador. Aquella «trampa fotográfica», diseñada por el fotógrafo de naturaleza y congresista estadounidense George Shiras, ayudó a inaugurar una nueva era de la fotografía remota de fauna salvaje.

Más de un siglo después, los técnicos del Laboratorio de Tecnologías de la Exploración de National Geographic siguen inventando modos de captar imágenes de los animales en su hábitat natural. Las modernas cámaras trampa pueden estar meses en funcionamiento; las Crittercams son tan ligeras que pueden acoplarse a un pez. Los dispositivos graban a algunas de las criaturas más amenazadas y esquivas de la Tierra, además de recoger datos sobre su comportamiento.

Hace 13 años los técnicos de National Geographic se propusieron mostrar lo que veía un tiburón al recorrer la costa mexicana. Construyeron la que se cree fue la primera cámara de alta definición acoplada a un tiburón. Uno de los intentos de colocarla terminó con el por entonces técnico Mike Shepard cayéndose del barco mientras el tiburón merodeaba en busca de algo más que el cebo de atún. «No es peligroso como ser bombero», dice Shepard, quien volvió a subir a bordo sano y salvo. Pero «a veces haces alguna locura, como intentar ponerle una cámara a un tiburón».

Este artículo pertenece al número de Mayo de 2021 de la revista National Geographic.