En la década de 1960, un joven psicólogo llevó a cabo un experimento que se convertiría en uno de los estudios más controvertidos y debatidos de la historia de la psicología. Una investigación que llevó a la humanidad a un territorio desconocido y peligroso, donde los límites entre la moralidad y la obediencia se difuminaron hasta desaparecer por completo.

En ese terreno baldío, el ser humano se enfrentó a su propia naturaleza, contemplando con asombro algunos de los aspectos más oscuros y aterradores de sí mismo. Fue un momento de revelación y al mismo tiempo de conmoción, que sacudió los cimientos de la psicología moderna y cambiaría para siempre la concepción que tenemos de nosotros mismos; aquel joven psicólogo se llamaba Stanley Milgram. 

Stanley Milgram
Archivos y manuscritos de la Universidad de Yale

La historia de Stanley Milgram comenzó un día de 1933 en el barrio neoyorkino del Bronx. Hijo de judíos emigrados a Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial, quienes acogieron en su propia casa a algunos familiares exiliados de Europa durante el holocausto nazi, su vida se vería profundamente marcada por un fuerte  sentimiento de pertenencia y a la vez de injustica hacia su pueblo, algo que algunos años más tarde le llevó a enfocar su actividad académica hacia el campo de la obediencia a la autoridad.

La primera formación de Milgram se iniciaría entre escuela primaria pública y a la escuela secundaria James Monroe, en el Bronx, en la que se graduó en tan solo tres años destacando académicamente entre sus compañeros. Aunque en un principio enfocaría sus estudios superiores hacia las ciencias políticas, materia en la que se graduó en el año 1954 en el Queens College de Nueva York, ese mismo año ingresaría en la Universidad de Harvard, en la que se doctoró en psicología social en 1961, y donde se desempeño como profesor asistente en el Departamento de Relaciones Sociales entre 1963 y 1966.

Fue durante está época que Milgram, paralelamente en la Universidad de Yale, realizó algunos de sus primeros experimentos relacionados con la obediencia y la autoridad, los cuales publicó en la revista especializada Abnormal and Social Psychology. Sin embargo, no fue hasta 10 años más tarde, en 1974, que publicó su libro titulado Obedience to Authority, An Experimental View, en las que expuso sus conclusiones sobre el hoy mundialmente conocido como el Experimento Milgram. Pero, ¿en qué consistió dicho experimento?  

Stanley Milgram
Archivos y manuscritos de la Universidad de Yale

Inspirado en el informe de la filósofa Hannah Arendt sobre el juicio al criminal de guerra alemán, Adolph Eichmann, en Jerusalén; una reflexión acerca del totalitarismo, el holocausto y las circunstancias que pueden llevar a un ser humano normal a cometer atrocidades, Milgram se preguntó si sus afirmaciones sobre "la banalidad del mal", es decir, si los actos malvados pueden proceder de personas comunes que siguen órdenes mientras hacen su trabajo, podrían demostrarse en el laboratorio. 

El experimento consistió en que un grupo de voluntarios reclutados a través de un anuncio en el periódico, debían administrar descargas eléctricas a otra persona cada vez que esa persona respondiera incorrectamente a una pregunta. Las descargas eléctricas eran ficticias, y los sujetos que las recibían en realidad actores que fingían dolor y sufrimiento, sin embargo, Milgram trataba de explorar hasta qué punto la gente estaba dispuesta a obedecer a una autoridad, incluso si esta les pedía hacer algo que consideraban inmoral o perjudicial para otra persona, algo capaz de provocarle un gran dolor e incluso la muerte: los resultados fueron alarmantes. 

Así, a pesar de que muchos de los participantes mostraron signos de angustia e intenso dolor, la gran mayoría de voluntarios continuó administrando las descargas eléctricas hasta el final, incluso cuando el actor fingió perder el conocimiento. Contradiciendo las predicciones de todos los expertos que encuestó, Milgram descubrió que más de 65% de los sujetos administraron lo que sabían que podrían ser descargas letales a un extraño inocente.

Voluntario del Experimento Milgram
Archivos y manuscritos de la Universidad de Yale

Desde entonces el experimento Milgram ha sido interpretado desde diferentes perspectivas, considerando, por ejemplo, la importancia del contexto en la toma de decisiones, cuestionando la importancia de las figuras de la autoridad en un contexto social, o señalando como las personas son capaces de eximirse a si mismas de la responsabilidad moral de sus actos cuando siguen las órdenes de individuos que consideran superiores en una jerarquía establecida, ya se trate un científico en bata blanco en un laboratorio o de un oficial de las SS. 

Su experimento y su particular enfoque, removió los cimientos de lo que hasta entonces creíamos saber de la condición humana y abrió la puerta a la compresión de los mecanismos que pueden conducir a personas normales hacia  fenómenos como el holocausto o el terrorismo. Por todo ello, hoy Milgram es considerado una de las figuras más relevantes en la historia de la psicología social. De hecho, una encuesta realizada en el año 2002 situaba al investigador en el puesto 46 entre los psicólogos más citados del mundo. Todo ello, a pesar de que su vida y su carrera académica tuvieron un final muy prematuro, ya que Milgram fallecería en su ciudad natal a los 51 años de un ataque al corazón.