Aunque en Pakistán el 63 % de los 170.000 médicos colegiados son mujeres, la mayoría de ellas abandona su profesión al contraer matrimonio. Las cifras hablan por sí solas: apenas el 23 % de las médicas casadas ejercen como tales. El 76 % restante abandona la medicina, ya sea para atender a la familia o porque en su entorno no les está permitido trabajar fuera del hogar. Se las llama las «médicas esposas», y se trata de un fenómeno que deja sin ejercer a muchísimas profesionales de gran valía. Y eso que en esta sociedad eminentemente patriarcal, ser médica es algo así como un plus para los maridos, apunta Sara Saeed Khurram. Las familias creen que si sus hijas estudian medicina, una carrera universitaria muy bien valorada, podrán optar a un buen matrimonio. Sin embargo, la realidad es que «te conviertes en esa esposa médica que todo el mundo quiere mostrar como un trofeo. Pero luego te piden que te quedes en casa y que te dediques a hacer rotis dorados perfectos para toda la familia», afirma esta médica y empresaria paquistaní especializada en salud pública.
Pakistán ocupa el puesto 153 de un total de 156 países contabilizados en The Global Gender Gap Report (Informe de la Brecha Global de Género) de 2021, un informe que el Foro Económico Mundial publica anualmente para visibilizar las desigualdades de género en el mundo. En él destacan dos datos relevantes: en Pakistán, menos de la mitad de las mujeres sabe leer y escribir, frente al 71 % de los hombres, y solo el 25 % de las mujeres trabaja o busca trabajo, mientras que el porcentaje masculino alcanza el 85 %. En este ranking, por detrás solo están Iraq, Yemen y Afganistán. Una de las mayores barreras, aparte de la negativa de los maridos y las familias a que las mujeres evolucionen más allá de las paredes del hogar, es la movilidad: en Pakistán no hay forma segura y accesible de transporte para ellas, que acaban dependiendo siempre de que algún familiar las lleve y las recoja allá adonde vayan.
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Sara Saeed empezó a darle vueltas a su idea cuando tuvo a su primera hija. En ese momento ella y su marido se habían trasladado a una ciudad nueva y no podía dejar sola a la niña para ir a trabajar. Experimentó por sí misma lo frustrante que aquella situación debía de ser para tantas médicas recién casadas que, como ella, sentían que tenían mucho que aportar a este país en el que viven 200 millones de personas. De estas, la mitad no tiene acceso a la sanidad, en especial en las áreas remotas. Un auténtico desperdicio de talento. ¿Cómo podría conseguir que todas esas mujeres formadas en medicina tuviesen la posibilidad de brindar atención sanitaria a quienes la necesitan? En pleno siglo XXI, la respuesta le pareció prístina: usando la tecnología como método de conexión. Después de experimentar ella misma haciendo consultas vía Skype y ver que aquello funcionaba bastante bien, tuvo claro que lo que quería hacer era montar una empresa de telesalud conformada por mujeres. Así, Saeed creó una red de telemedicina para atender a pacientes de comunidades rurales y/o de bajos ingresos, un planteamiento que puede ser replicado en muchas comunidades aisladas del mundo.
En 2019 su idea le valió el título de Laureada asociada en los Premios Rolex a la Iniciativa que la firma relojera suiza viene otorgando de forma bianual desde hace ya cuatro décadas. Su proyecto fue uno de los elegidos entre las casi mil propuestas presentadas y, como a los demás premiados, Rolex la galardonó por tener el coraje y la convicción necesarios para asumir grandes desafíos y tirar adelante iniciativas extraordinarias que pretenden hacer del mundo un lugar mejor. Y en su caso concreto, colaborar para democratizar el acceso a la atención médica y favorecer el empoderamiento de las mujeres en Pakistán y en otros lugares del mundo.
Sin duda, el proyecto de Saeed es de los que dejan huella: a través de la organización que dirige, llamada Sehat Kahani (que en urdu, lengua nacional de Pakistán, significa «historia de salud») y que cofundó con su colega Iffat Zafar Aga, actualmente su red integra a más de 5.000 de estas médicas esposas, las cuales atienden miles de consultas, 340.000 hasta el momento. Llevan a cabo dicha labor desde los 35 centros de salud virtual que están repartidos por las zonas más remotas de las cuatro provincias del país –Sindh, Punjab, Jaiber Pajtunjua y Baluchistán– y a través de una aplicación móvil, destinada básicamente a los usuarios que viven en la ciudad y disponen de teléfonos inteligentes. «Nuestras médicas tienen acceso a seminarios y a cursos de formación y de actualización de capacidades, y gozan de oportunidades de aprendizaje entre pares dentro de la red», dice.
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En los centros médicos de Sehat Kahani los pacientes (un 60 % son mujeres y un 40 % hombres) se conectan, en presencia de una enfermera, con la médica, quien solo necesita un ordenador o simplemente un teléfono para poder ejercer desde su casa, incluso mientras atiende a sus propios hijos. Las médicas reciben una notificación en su dispositivo cada vez que llega un paciente, y a través de un software de telemedicina acceden a su historial y hacen las prescripciones pertinentes. «Las enfermeras actúan como intermediarias entre los pacientes, que acuden físicamente a las clínicas, y las médicas en línea, que pueden encontrarse en cualquier parte del mundo», explica Saeed. Para los usuarios urbanos con acceso a teléfonos inteligentes, añade, la aplicación móvil se utiliza tanto como servicio B2B (Business-to-business) como B2C (Business-to-consumer). «El primero permite a las empresas comprar consultas de telemedicina para sus empleados como alternativa a las costosas visitas médicas ambulatorias, mientras que la aplicación B2C es para uso de los pacientes individuales y sus allegados. Ambas aplicaciones permiten realizar consultas a médicos generalistas y especialistas en menos de 60 segundos».
Aunque obviamente no todo se puede solucionar en la distancia, dado que algunas personas necesitan ser derivadas a un hospital, gran parte de las consultas telemáticas son solventadas por el módico precio de medio euro. «Desde Sehat Kahani atendemos todas las dolencias que no requieren hospitalización y brindamos atención a los problemas de salud sexual y reproductiva, salud mental y todos los servicios relacionados con la COVID-19», puntualiza.
La primera de estas clínicas con servicio de atención virtual, recuerda Saeed, abrió sus puertas en 2015 en un vecindario de la capital paquistaní llamado Model Colony Karachi. Ella y Zafar contaron con la inestimable ayuda de Tabinda Bibi, una enfermera con una larga trayectoria a sus espaldas. «Tabinda ha dedicado 30 años de su vida a promover una atención médica de calidad en su propia comunidad a través de su clínica, y es el tipo de mujer que necesitamos para defender esta causa en nuestras comunidades. Es muy empática con los pacientes y tiene muy buen corazón. Es una madre no solo para sus hijos, sino también para su comunidad», afirma Saeed cuando se le pregunta por esta enfermera. En este barrio de las afueras de Karachi, donde viven cerca de medio millar de personas, Tabinda supo ganarse la confianza de la gente, aunque no fue nada fácil. Al principio, cuenta, los pacientes que acudían a la consulta no se fiaban: decían que no sabían si la mujer que veían al otro lado de la pantalla era o no una médica de verdad. Pero después de varias sesiones asesorando a los vecinos, pudo convencerles de que confiaran en este nuevo servicio. La clínica, equipada con un laboratorio, servicios de ultrasonido y medicamentos, recibió a sus primeros pacientes tras una reunión dedicada a diabéticos e hipertensos, muchos de los cuales se beneficiaron del tratamiento proporcionado por las doctoras a distancia. Pronto se corrió la voz y hoy la clínica recibe gente procedente de áreas lejanas que se muestra muy satisfecha con la atención que recibe. Un gran paso si tenemos en cuenta que en estos núcleos de población aislados y desatendidos las personas que buscan ayuda médica acuden a curanderos y charlatanes.
Foto: ©Rolex / Reto Albertalli
Además, en los centros médicos de Sehat Kahani se imparten campañas de educación sanitaria para «educar a los pacientes en la prevención de enfermedades, enseñarles a mejorar su estilo de vida y adoptar una alimentación saludable. En definitiva, a cuidarse. También ofrecemos un espacio seguro para hablar de temas culturalmente sensibles, como la salud mental, la salud sexual o el control de la natalidad», dice Saeed. Estos programas se llevan a cabo en colaboración con empresas, diversas ONG y organismos gubernamentales que comparten con su organización un mismo enfoque en cuanto a la educación y la promoción de la salud. Hasta el momento han llevado a cabo campañas de educación sanitaria para concienciar a la población sobre la importancia de la ingesta de calcio, el saneamiento, el lavado de manos, la salud sexual o la planificación familiar.
Los planes de futuro de Sara Saeed son ambiciosos: «Sehat Kahani quiere democratizar la atención sanitaria en Pakistán utilizando la tecnología. Nuestro objetivo es incorporar a 50.000 médicas a la plantilla y proporcionar atención sanitaria de calidad a 25 millones de personas en los próximos 10 años. Queremos ampliar nuestra red de clínicas asociándonos con el Gobierno para utilizar los centros públicos de atención primaria que estén inactivos y convertirlos en centros habilitados para la telemedicina a través de asociaciones público-privadas. También estamos ampliando nuestras soluciones B2B, trabajando con empresas, bancos, compañías de telecomunicaciones y de seguros para que la salud en línea sea un valor añadido a sus plataformas. En los próximos dos años pretendemos que nuestra red atienda a 2,5 millones de personas y ampliarla a 15.000 médicos».
Pero eso no es todo: la expansión global ya está programada para 2022. «En la actualidad hemos ubicado nuestra sede central en Singapur y nuestra primera expansión geográfica se producirá en Bangladesh y Nepal. También estamos considerando Malasia, Filipinas, Oriente Próximo y norte de África como posibles regiones para expandirnos en los próximos cinco años». El potencial es enorme porque hay muchas comunidades en el mundo en las que no hay un médico disponible en 20 o 30 kilómetros. La gente tiene que gastarse la mitad de los ingresos de un mes para recibir atención médica básica. «Pero gracias a la tecnología podemos hacer que una enfermera conecte a un paciente con una doctora en línea que está sentada en algún lugar, ya sea Pakistán, Australia o Canadá. Esa es la preciosa chispa que nos hace seguir adelante todos los días», afirma Sara Saeed. Sin duda, la chispa que ella desprende ilumina el camino para un futuro más digno y humano.
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La médica paquistaní Sara Saeed fue Laureada asociada de los Premios Rolex a la Iniciativa en 2019 por crear una red de telemedicina gestionada por mujeres. Este artículo ha contado con el apoyo de Rolex, que colabora con National Geographic para arrojar luz, mediante la ciencia, la exploración y la divulgación, sobre los retos que afrontan los sistemas más cruciales que sustentan la vida en la Tierra. Más información en www.rolex.org/es/rolex-awards.
Este artículo pertenece al número de Agosto de 2021 de la revista National Geographic.