Según datos oficiales, se estima que en España existen unos 6 millones de hectáreas destinadas al cultivo de cereales, lo que supone casi el 40% del total de los terrenos del cultivo del país. Estas gramíneas son parte inherente de nuestra dieta, como prueba su presencia en múltiples productos alimentarios de consumo diario. Sin embargo, requieren de grandes cantidades de nitrógeno para que prosperen, especialmente el trigo, uno de los cereales por excelencia.

La gliadina, el posible causante

Esa fertilización con nitrógeno, según los investigadores, podría estar directamente vinculada con el incremento de la alta prevalencia de la celiaquía, una afección humana autoinmune. Entre la década de los años 1960 y hasta hoy, en el mundo se ha multiplicado por 10 el uso de nitrógeno para fertilizar cultivos de trigo, porque mejora el rendimiento del suelo. Ahora bien, el trigo cultivado con exceso de nitrógeno transfiere al grano y sus harinas más cantidad de gliadina, un grupo de proteínas que interviene en la formación del gluten, el componente causante de la celiaquía, una enfermedad en claro crecimiento en el mundo desarrollado.

La reacción al gluten y la dificultad de absorberlo por parte de los humanos provoca la enfermedad de celiaquía.

La fertilización con nitrógeno, según advierten ecólogos y ambientalistas, es nociva para el medio ambiente, y también para el ser humano. Según el nuevo estudio, además de los daños en los acuíferos o la contaminación de ecosistemas acuáticos, la lluvia ácida o la eutrofización (los daños provocados en los ecosistemas marinos provocados proliferación de algas como consecuencia del exceso de nutrientes), su uso intensivo podría estar relacionado con el aumento de los casos de celiaquía en todo el mundo.

Esa es la principal conclusión del estudio titulado “Could Global Intensification of Nitrogen Fertilisation Increase Immunogenic Proteins and Favour the Spread of Coeliac Pathology?”, publicado en la revista Foods y liderado por Josep Peñuelas, investigador del CSIC y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universidad de Barcelona (CREAF).

El estudio pone el acento en las gliadinas, un grupo de proteínas que intervienen en la formación del gluten y cuya concentración aumenta a medida que lo hace la fertilización con nitrógeno, tal y como acaban de descubrir los científicos. Según la investigación, la ingesta per cápita de productos derivados de trigo se ha mantenido más o menos de manera constante, si bien la concentración de gliadinas ha ido creciendo, del mismo modo que ha hecho la prevalencia de la celiaquía en el mundo, lo que hace prever que podría haber una relación entre ambos factores.

“La fertilización con nitrógeno se traduce en un posible problema directo de salud global”, dice Peñuelas, quien insiste en la necesaria prudencia a la hora de extraer conclusiones y recuerda que hay pocos estudios al respecto. “Nosotros no hacemos el estudio médico, sino que avisamos de una nueva consecuencia. La relación que hemos identificado no implica la existencia de una única causa directa: puede haber otros factores, si bien este es importante”. Y añade que “la fertilización con nitrógeno que estudiamos los ecólogos tiene efectos muy relevantes sobre los microorganismos y el funcionamiento de la tierra, y nosotros añadimos que también tiene un efecto sobre la salud humana”, explica el científico.

"La relación que hemos identificado no implica la existencia de una única causa directa: puede haber otros factores, si bien este es importante" afirma Josep Peñuelas, líder de la investigación.

Según el estudio, el consumo medio por persona de gliadinas se ha incrementado hasta alcanzar aproximadamente unos 1,5 kilos al año. Como el terreno fertilizado con nitrógeno ha sido prácticamente el mismo, se deduce que lo que ha aumentado son los kilos de fertilizante vertidos en el terreno. Aunque el estudio, según aclaran los investigadores, no es ensayo clínico, sino ecológico, sus conclusiones ponen de manifiesto la posible relación, aun indirecta, entre estos dos factores.

Un cambio de salud mundial

La cuestión, explica Peñuelas a National Geographic, no es fertilizar o no, sino hacerlo de forma más eficiente, sin que esta práctica redunde en la calidad del producto alimentario resultante.

"Estos cambios globales nos están conduciendo a un cambio de la salud global. Como ecólogos nos dedicamos a la ecología global y nos interesa trabajar con todos los organismos, no sólo con bacterias, plantas, artrópodos o aves, sino también con humanos", afirma el investigador, quien asegura que todo hace pensar que el aumento de las gliadinas en el trigo podría ser un factor importante a la hora de explicar la prevalencia de celiaquía en el mundo.

Fertilizante de un grano esencial

Los datos proporcionados en la última Conferencia Internacional de la Iniciativa de Nitrógeno indican que el consumo global de fertilizantes nitrogenados ha aumentado un 33% entre 2000 y 2013. Según afirman desde el CREAF, aunque en algunos países el consumo directo de alimentos derivados del trigo ha disminuido, el aumento de la ingesta de harina usada como aditivo alimentario ha provocado un aumento del consumo anual per cápita de este cereal, de lo que se traduce que el consumo de trigo per cápita haya aumentado.

El consumo de gluten, la proteína del trigo, puede desencadenar diversas intolerancias y enfermedades alérgicas, de las que la celiaquía es la más extendida. Su prevalencia media en la población general de Europa y EEUU es aproximadamente del 1% (en EEUU se pasó de 0,2 al 1% en sólo 25 años). Según los autores del estudio, los factores ambientales, como la fertilización con nitrógeno podrían estar detrás de la prevalencia de esta enfermedad, aunque para comprobarlo serán necesarias nuevas investigaciones.

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