Los científicos llevaban décadas sospechando que los infectados por un virus muy común, el de Epstein-Barr, causante de la llamada mononucleosis, o ‘enfermedad del beso’, podrían tener muchas más probabilidades de desarrollar esclerosis múltiple.  El año pasado, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard obtuvo la prueba más convincente hasta la fecha de la estrecha relación entre ambas enfermedades, una hipótesis que  podría dar un vuelco a la manera de combatir esta enfermedad neurodegenerativa para la que no existe cura hasta la fecha.

La investigación, publicada en la revista Science, está basada un extenso estudio de los datos clínicos de más de 10 millones de militares estadounidenses a lo largo de los últimos 20 años. Los científicos accedieron al historial médico, aprovechando los continuos controles que se realizan durante los años de servicio. De este modo, pudieron seguir la evolución de cada paciente y determinar, por ejemplo, si aquellos que padecían esclerosis múltiple se habían infectado antes por el virus de Epstein-Barr.

VEB, UN VIRUS MUY EXTENDIDO 

El virus de Epstein-Barr es omnipresente, pues se calcula que casi todo el mundo se infecta alguna vez en la vida, mayoritariamente durante la adolescencia o la juventud. Se transmite por la saliva, de ahí que la enfermedad que causa, la mononucleosis, sea también denominada ‘enfermedad del beso’, ya que esta es la principal vía de entrada del patógeno (aunque no la única, pues también podemos infectarnos por el mero hecho de compartir un vaso de agua o un cepillo de dientes). Los síntomas aparecen gradualmente, empezando con sensación de fatiga, malestar general, somnolencia o dolor de garganta y cabeza, seguidos de fiebre, pérdida de apetito, dolores musculares e inflamación de las amígdalas, por lo que en ocasiones se suele confundir con un proceso gripal profundo o con una infección bacteriana. Hasta la fecha no existe tratamiento ni vacuna contra este patógeno (aunque la farmacéutica Moderna ha anunciado recientemente los resultados de un ensayo clínico), con lo que para combatir la enfermedad se acude a tratamientos contra los síntomas.

 

Degradación de neuronas motoras
Foto: Istock

La esclerosis múltiple es causada por la degradación de las neuronas motoras del sistema nervioso central, recreadas aquí en esta imagen conceptual. 

ESCLEROSIS MÚLTIPLE, UNA ENFERMEDAD SIN CURA

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central, y la causa principal de discapacidad entre adultos jóvenes en los países occidentales. El sistema inmunitario de quienes la padecen ataca la mielina, la vaina protectora que recubre los nervios. De este modo, se produce un corte en la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo, que con el tiempo puede causar deterioro y daño permanente. "Es una dolencia de tipo inmunológico. Nuestro sistema inmunitario se equivoca, y en lugar de atacar las bacterias o los virus, ataca la vaina de la mielina, inflamándola. A lo largo de los años, hay un componente neurodegerativo que provoca una discapacidad progresiva", explica a National Geographic España Xavier Montalbán, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y director del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña.

Tras la pista del virus de la mononucleosis

Para establecer el estrecho vínculo entre ambas enfermedades, los investigadores partieron de los datos de los infectados por esclerosis múltiple, que resultaron ser menos de un millar entre los 10 millones de sujetos de estudio (se calcula que esta enfermedad afecta en todo el mundo a unos 3 millones de personas). Identificaron 801 casos con muestras clínicas aptas para su reanálisis, tras lo cual determinaron que solo 1 no había sido infectado por el virus de Epstein-Barr. Como tenían acceso al historial clínico, incluso pudieron comprobar cuándo se habían infectado: determinaron que el 97% de los que se habían alistado sin infectarse se habían contagiado durante el período de estudio. Revisando los datos con un grupo de control, determinaron que la infección por el virus de Epstein-Barr multiplica por 32 las probabilidades de adquirir esclerosis múltiple.

Según el estudio, la infección por el virus de Epstein Barr multiplica por 32 las probabilidades de adquirir esclerosis múltiple.

Pero si el virus ataca a casi todo el mundo, especialmente en la adolescencia o la juventud, muy pocos llegan a desarrollar esclerosis múltiple. Entonces, ¿cómo se puede concluir que el virus es la principal causa de esta enfermedad neurodegenerativa? Los investigadores señalan que, en efecto, este virus no es el único factor de riesgo, pero indican que es el más claro de todos. La prueba es que su huella puede detectarse en el 95% de la población, pero entre los enfermos de esclerosis múltiple alcanza prácticamente un 100%, según datos facilitados por los investigadores en análisis previos realizados sobre el mismo grupo de estudio.

ENTRE LA ESPERANZA Y LA PRUDENCIA

“Lo que dice el estudio es que la infección del virus de Epstein-Barr es un elemento necesario para desarrollar la enfermedad de la esclerosis múltiple. Una relación que no funciona en sentido contrario. Esto es, el 95% de la población mundial está infectada con el virus, pero la mayoría no sufrirá esclerosis”. El virus sería, pues, un factor indispensable, pero no suficiente para explicar la enfermedad, que necesita otras causas, como son la predisposición genética del individuo, el tabaquismo o el déficit de vitamina C", apunta Montalban.

"El virus sería el factor indispensable, pero no suficiente para explicar la enfermedad", Xavier Montalban, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona

 

Está por ver en qué se traducirá este descubrimiento, aunque a priori podría servir para desarrollar nuevos tratamientos. Algunos expertos indagan en la dificultad de combatir esta enfermedad simplemente actuando contra el virus. Otros alegan que los nuevos tratamientos podrían dirigirse a combatir las células cerebrales que producen anticuerpos contra el patógeno, lo que quizás podría contribuir a mejorar el estado de los pacientes de esclerosis.

Según explica Montalbán, el descubrimiento abre la puerta a muchas especulaciones, la más clara es considerar una posible vacuna que sirva para prevenir futuros casos. "Pero la vacuna no tendría sentido en aquellos pacientes que ya han sido infectados por el virus, lo que abre la puerta a otros tratamientos, como los fármacos antivirales efectivos". Otra posibilidad, explica el experto, sería administrar unos fármacos de anticuerpos monoclonales llamados anti-cd20, que actuarían contra los linfocitos B, los reservorios del virus de Epstein-Barr en el cuerpo humano. "Si observáramos que este fármaco tiene un efecto positivo, podríamos deducir que estaríamos atacando el virus. Sería una vía indirecta de atacar al patógeno, aunque por el momento es pura especulación", aclara. Futuras investigaciones determinarán si por fin existe una luz al final del túnel contra esta enfermedad.