El malestar tras una noche de bebida no tiene una causa única, y entender por qué estos síntomas varían de una persona a otra no siempre es tarea sencilla.
Distintas velocidades de limpieza
El principal responsable de los síntomas tan característicos de la resaca es el acetaldehído, un producto de degradación del etanol. El acetaldehído es detoxificado por las enzimas hepáticas y la velocidad a la que lo hacen varía en función de la genética y el estado de salud de los individuos.
El alcohol causa inflamación
Dentro de nuestro cuerpo activa el sistema inmunitario y provoca la liberación de citoquinas, unas pequeñas moléculas relacionadas con los procesos de inflamación. Varios estudios han revelado que a mayor cantidad de citoquinas en sangre, mayores son los síntomas de la resaca.
Un importante papel de la microbiota intestinal
La inflamación provocada afecta también al intestino. Con ello se filtran a la sangre gran cantidad de sustancias producidas por la flora bacteriana y algunas son toxinas que pueden empeorar los síntomas. Así, la salud de nuestro ecosistema bacteriano también juega un importante papel en la resaca.
Deshidratación
El alcohol inhibe la hormona antidiurética, lo que conlleva una deshidratación que acentúa la resaca.
El tipo de resaca depende del tipo de bebida
Algunas, como el vino o el brandy, llevan gran cantidad de congéneres, productos derivados de la fermentación o añadidos que acentúan los síntomas del malestar.