Los pacientes con cáncer que reciben terapia de protones de alta tecnología experimentan tasas de curación similares y menos efectos secundarios graves en comparación con los que se someten a la radioterapia tradicional de rayos X . Es la principal conclusión de la investigación llevada a cabo por la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pennsylvania. El estudio titulado Comparative Effectiveness of Proton vs Photon Therapy as Part of Concurrent Chemoradiotherapy for Locally Advanced Cancer ha sido publicado recientemente en la revista especializada JAMA Oncology.

La reducción de los efectos secundarios, particularmente menores tasas de hospitalización y menos visitas a la sala de emergencias, podría compensar el mayor costo inicial de la llamada terapia de protones, de la cual, hasta el momento se tenían datos limitados sobre su efectividad en comparación con la radiación de rayos X, según los investigadores.

"Observamos significativamente menos hospitalizaciones no planificadas en el grupo de terapia de protones, lo que sugiere que el tratamiento puede ser una mejor opción para los pacientes y, quizás, una alternativa menos gravosa para el sistema de atención médica", explica el autor principal de estudio Brian C. Baumann."La terapia de protones puede reducir las hospitalizaciones, lo que tiene un gran impacto en la mejora de la calidad de vida tanto para nuestros pacientes como para sus cuidadores", añade.

Si bien la radioterapia puede curar ciertos tipos de cáncer, también causa efectos secundarios graves, como dificultad para tragar, náuseas y diarrea, que reducen la calidad de vida y que en algunos casos pueden requerir hospitalización, explica el investigador. El presente estudio, el cual incluyó a casi 1.500 pacientes, es la primera gran revisión de datos relativos a varios tipos de cáncer -incluidos de pulmón, cerebro, garganta, gastrointestinales y ginecológicos- en el que se muestra un perfil reducido de efectos secundarios para la terapia de protones en comparación con la radioterapia de rayos X; y para pacientes que reciben quimioterapia y radiación combinadas.

La diferencia en los efectos secundarios entre ambas terapias varío entre 11,5% para la terapia de protones y 27,6% para la radioterapia tradicional de rayos X

Así, la supervivencia general al año para el grupo que recibió terapia de protones fue del 83%, frente al 81% del grupo que recibió radioterapia de rayos X. Aunque esta diferencia se inclinó ligeramente a favor de la terapia con protones, no fue estadísticamente significativa. Sin embargo, la diferencia en los efectos secundarios fue más pronunciada: 45 de 391 pacientes que recibieron terapia de protones experimentaron un efecto secundario severo en el período de 90 días, un -11,5% frente al 27,6% experimentado por aquellos pacientes que recibieron terapia de rayos X.

Los pacientes que recibieron terapia de protones experimentaron menos efectos secundarios a pesar del hecho de que, en promedio, eran mayores y tenían más problemas médicos que aquellos que recibieron radioterapia de rayos X estándar. Después de tomar medidas para controlar estas diferencias, los investigadores encontraron que los pacientes que recibieron terapia de protones experimentaron una reducción de dos tercios en comparación con los pacientes que recibieron radioterapia de rayos X, en el riesgo relativo de efectos secundarios graves dentro de los primeros 90 días de tratamiento,

¿En qué se diferencian ambas terapias?

Los haces de rayos X están formados por fotones, que son partículas electromagnéticas que casi no tienen masa, lo que les permite viajar por todo el cuerpo, pasando a través del tejido sano al salir. Los protones sin embargo, son partículas relativamente pesadas, cargadas positivamente que alcanzan su objetivo y se detienen, eliminando esencialmente la dosis de salida de radiación.

Dado que el estudio descubrió que la terapia de protones tiene menos eventos adversos, Baumann afirma que debería motivar a los oncólogos radioterapeutas a diseñar ensayos clínicos para investigar si el aumento de la dosis de radiación de protones ayudaría a los pacientes a tener un mejor rendimiento en su tratamiento, al mismo tiempo que mantiene niveles aceptables de efectos secundarios. Del mismo modo, la reducción de los efectos secundarios de la terapia de protones podría permitir que los pacientes mayores con afecciones médicas adicionales, y que generalmente están excluidas de los ensayos clínicos debido a su fragilidad, participen en ensayos que investigan tratamientos más intensivos que podrían ser beneficiosos.

"Los ensayos clínicos a menudo se limitan a pacientes que tienen cánceres graves pero que por lo demás son bastante saludables, y esa no es la población real con cáncer en el mundo", dijo Baumann. "Los médicos, con razón, están preocupados por la toxicidad es estos tipos de tratamientos, no olvidemos que se trata de radiación", explica Baunmann. "Pero la toxicidad reducida que encontramos con la terapia de protones podría abrir las puertas a la posibilidad de que pacientes de mayor edad y con múltiples problemas de salud, reciban terapia contra el cáncer que pueden tolerar y que es más probable que resulte en la curación de los mismos" concluye.