En comparación con el resto de pruebas arqueológicas, las huellas fósiles de homínidos nos hablan de hechos que ocurrieron hace relativamente muy poco tiempo. De hecho, si hablamos en el contexto de una escala de tiempo geológica, lo que nos ofrecen es una instantánea casi inmediata del comportamiento y del contexto ecológico en que habitaron nuestros ancestros.
En este sentido, el hallazgo de más de 400 huellas humanas en Tanzania parece haber puesto a los científicos de la Universidad de Chatam sobre la pista del comportamiento grupal de los humanos modernos que habitaron en esta zona de África durante el pleistoceno tardío. Los resultados de la investigación liderada por el profesor de biología Kevin Hatala, se publican esta semana en la revista Nature bajo el título Snapshots of human anatomy, locomotion, and behavior from Late Pleistocene footprints at Engare Sero, Tanzania.
Foto: William Harcourt-Smith
Gracias a los miembros de una tribu Masai Mara local, Hatara y su equipo descubrieron 408 huellas humanas en Engare Sero, Tanzania, las cuales han podido datar en fechas comprendidas entre hace 5.760 y 19.100 años de antigüedad. Según el tamaño de las marcas, las distancias entre ellas, así como su orientación, los autores sugieren que 17 de los recorridos que describen estas huellas fueron creadas por un grupo de individuos que se movían juntos y a una velocidad de caminata constante en dirección suroeste. Del mismo modo, por la naturaleza de estas huellas los autores destacan que muy probablemente dicho grupo estaba compuesto por 14 mujeres adultas, dos hombres adultos y un hombre joven.
"Nuestras predicciones sugieren que estos homínidos se movían a velocidades de entre 1,2 y 1,5 metros por segundo. La similitud en los patrones de los rastros nos dicen a su vez que el grupo de 17 personas se desplazaba de manera conjunta", explica Hatara. "Otra investigación ha demostrado que los humanos tienden a auto-seleccionar las velocidades óptimas para caminar que minimizan el gasto de energía, pero los contextos sociales y de comportamiento pueden hacer que las personas se desvíen de sus velocidades energéticamente óptimas, y en particular, las velocidades pronosticadas a partir de las huellas de Engare Sero coinciden con los datos experimentales sobre las velocidades a las que se mueven los grupos mixtos cuando viajan juntos", añade el investigador.
Los autores especulan pues, que 14 de estos rastros de huellas fueron dejados por mujeres que caminaban y se alimentaban en grupo, y las cuales eran visitadas y acompañadas en ocasiones por los varones. Se trata de un comportamiento ya observado en otros cazadores modernos como los Ache y los Hadza. Además, el hallazgo conjunto de otros 6 rastros orientados hacia el noreste, sugiere que el conjunto de huellas no fueron creadas por un solo grupo de individuos que viajaba de modo uniforme, si no por individuos que caminaban y corrían a diferentes velocidades. Según los autores estas pruebas podrían indicar una temprana división del trabajo basada en el sexo en las antiguas comunidades humanas.