En la naturaleza, algunas especies no siempre eligen la mejor opción en cuanto al apareamiento se refiere. Es el caso de los machos de la especie Latrodectus geometricus, según un estudio publicado en la revista científica Animal Behaviour. Sobre el papel, los machos de las arañas del género Latrodectus suelen elegir hembras subadultas para aparearse. Y no solo porque son más fértiles, sino también porque hay menos probabilidades de que se los coman, y no precisamente a besos. Se trata, no en vano, de las primas de las temibles viudas negras, cuyas hembras son mundialmente conocidas por su habilidad para devorar al macho después del apareamiento.


Sin embargo, en cuanto tienen la menor ocasión, los machos de la especie Latrodectus geometricus optan por hembras maduras, que, según han podido comprobar, tienen mayor apetito que sus compañeras más jóvenes. ¿Por qué actuar de una manera tan contraproducente?

Los autores del estudio barajaron diferentes hipótesis, entre ellas que los machos eligiesen hembras más madura, con las que copulaban con mayor facilidad, o que el acto sexual durase más tiempo, aunque no pudieron probar ninguna de estas conjeturas. De hecho, según Shevy Waner, científico de la Universidad Hebrea de Jerusalén y coautor del estudio, cuando los machos copulaban con hembras subadultas prácticamente no tenían que practicar ningún cortejo, mientras que cuando lo hacían con hembras más maduras a veces tenían que invertir hasta seis horas en este cometido.

Después de cotejar los resultados, los científicos sugieren que la respuesta a este extraño comportamiento puede estar en las feromonas. Los autores del estudio creen que las hembras más maduras secretan más cantidad de esta sustancia con el fin de atraer a los machos, que, por lo visto, caen en la trampa sin rechistar.