Según los datos de la Organización Mundial de la Salud -OMS- desde 1975 la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo. Se trata de un fenómeno que ha tenido un especial impacto en España donde ya nos situamos, solo por detrás del Reino Unido, como el segundo país con la mayor tasa de obesidad de la Unión Europea.

Según los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística -INE-, en nuestro país, un 18% de los hombres y un 16% de las mujeres tiene problemas de obesidad. El porcentaje se dispara hasta el 44,3% y el 30% respectivamente cuando hablamos de sobrepeso. Además un estudio realizado por científicos del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas en Barcelona prevé que, según la tendencia, en poco más de una década, para 2030, el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres, tendrá problemas de obesidad o sobrepeso en España.

Coincidiendo con este aumento de peso también encontramos unas tasas cada vez mayores de enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer y complicaciones de salud causadas por la obesidad, tales como la hipertensión. Incluso la enfermedad de Alzheimer puede atribuirse en parte a la obesidad y la inactividad física. Y es que "la dieta en muchos lugares del mundo ha cambiado drásticamente en los últimos 50 años. Ahora podemos encontrar alimentos altamente procesados ​​disponibles a bajo precio en cualquier momento del día o de la noche", explica Ali Güler, profesor de biología en la Universidad de Virginia. Los patrones de alimentación también han variado mucho, con una tendencia creciente hacia el consumo de estos alimentos, "muchos de los cuales tienen un alto contenido de azúcares, carbohidratos y calorías, lo que genera una dieta poco saludable cuando se consumen regularmente durante muchos años", añade el investigador. Pero ¿por qué nos sentimos, por lo general, tentados hacia el consumo de este tipo de alimentos?

El placer de comer

En el estudio titulado Dopamine Signaling in the Suprachiasmatic Nucleus Enables Weight Gain Associated with Hedonic Feeding y publicado recientemente en la revista Current Biology, Güler y sus colegas demuestran que el centro de placer del cerebro que produce la dopamina y el reloj biológico de nuestro cerebro que regula los ritmos fisiológicos diarios, están vinculados; y que los alimentos ricos en calorías - los cuales aportan placer - interrumpen los horarios normales de alimentación, lo que resulta en un consumo excesivo.

Utilizando ratones como modelos de estudio, los investigadores imitaron la disponibilidad de una dieta alta en grasas las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y demostraron que, en cualquier momento, estos tentempiés a deshora, resultan en obesidad y problemas de salud relacionados.

El centro de placer del cerebro que produce la dopamina y el reloj biológico que regula los ritmos fisiológicos diarios están vinculados

Así, el equipo de Güler descubrió que los ratones, alimentados con una dieta comparable en calorías y grasas a la dieta ingerida por los ratones en estado salvaje, mantenían horarios normales de alimentación, ejercicio y un peso adecuado. Pero los ratones alimentados con dietas altas en calorías cargadas de grasas y azúcares comenzaron a "picar" a todas horas y se volvieron obesos.

Los ratones alimentados con dietas altas en calorías cargadas de grasas y azúcares comenzaron a "picar" a todas horas y se volvieron obesos

Además, los llamados ratones "knockout" que tenían su señalización de dopamina interrumpida, lo que significa que no buscaron el placer gratificante de la dieta alta en grasas, mantuvieron un horario de alimentación normal y no se volvieron obesos, incluso cuando se les presentó el una disponibilidad constante de alimentos ricos en calorías. "En nuestro estudio hemos demostrado que la dopamina en el cerebro gobierna la biología circadiana, es decir los ritmos biológicos diarios, y conduce al consumo de alimentos ricos en energía entre las comidas", afirma Güler.

Por otra parte, según Gûler ,otros estudios también han demostrado que cuando los ratones se alimentan de alimentos ricos en grasa entre comidas o durante lo que deberían ser horas normales de descanso, el exceso de calorías se almacena como grasa mucho más fácilmente que la misma cantidad de calorías consumidas solo durante los períodos normales de alimentación. Esto eventualmente resulta en obesidad y enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes.

Hablando de la dieta humana moderna, Güler explica que: "las calorías de una comida completa ahora se pueden empaquetar en un pequeño volumen, como un brownie o un refresco de gran tamaño. Es muy fácil para las personas consumir calorías en exceso y ganar exceso de peso, lo que a menudo resulta en obesidad y problemas de salud relacionados". "La mitad de las enfermedades que afectan a los humanos empeoran con la obesidad. Y esto resulta en la necesidad de más atención médica y mayores costos de atención médica para las personas y la sociedad".

La gula, una explicación evolutiva

Güler explica también que el cuerpo humano, como resultado de miles de años de evolución, está diseñado para consumir la mayor cantidad de alimentos posible siempre que estén disponibles. Para encontrar la raíz de este mecanismo de adaptación hemos de remontarnos al periodo en que los seres humanos aún eramos cazadores y recolectores de alimentos y en donde se daban, por regla general, breves períodos de abundancia, como después de una cacería, seguidos de períodos potencialmente largos de hambruna. Se trata de una época en la que los humanos también fueron presas potenciales de otros depredadores, por lo que buscaron activamente comida durante el día y se refugiaron y descansaron por la noche. En este sentido Gûler defiende que "evolucionamos bajo presiones que ya no tenemos, sin embargo es natural que nuestros cuerpos, como organismos, quieran consumir tanto como sea posible y almacenar grasa, porque el cuerpo no sabe cuándo llegará la próxima comida".

"Por supuesto, el alimento ahora es abundante", continúa el autor del estudio. "Nuestra próxima comida está tan cerca como la cocina, el restaurante de comida rápida más cercano, o a una llamada de teléfono. A menudo, estos alimentos son ricos en grasas, azúcares, y por lo tanto en calorías, y por eso tienen buen sabor. Hoy en día es muy fácil comer en exceso y, con el tiempo, sin duda, esto tiene efectos sobre nuestra salud".

Además, explica Güler, existen otros cambios más modernos que también han afectados a nuestros hábitos de alimentación como fue la llegada de la electricidad a nuestras sociedades. Antes la gente comenzaba el día al amanecer, trabajaba durante todo el día, a menudo haciendo trabajos manuales y físicos, y luego se iba a dormir con la puesta del sol. La actividad humana, y por ende la alimentación, se sincronizó con el día y la noche. "Hoy, en cambio, estamos trabajando, jugando, manteniéndonos conectados, y comiendo día y noche, y esto afecta nuestros relojes biológicos, que evolucionaron para operar en un ciclo de sueño-vigilia programado para la actividad diurna, la alimentación moderada y el descanso nocturno".

"Este estilo de vida, con luces a todas horas y en el que comemos en todo momento cambia los patrones de alimentación y afecta la forma en que el cuerpo utiliza la energía"

"Este estilo de vida, con luces a todas horas y en el que comemos en todo momento, cambia los patrones de alimentación y afecta la forma en que el cuerpo utiliza la energía; altera el metabolismo, como lo muestra nuestro estudio, y conduce a la obesidad, que a su vez causa enfermedades. Estamos aprendiendo que cuándo comemos es tan importante como cuánto comemos. Una caloría no es solo una caloría. Las calorías consumidas entre comidas se almacenan como grasa, y esa es la receta para la mala salud".