La luna llena siempre ha tenido algo que inexplicablemente embauca los sentidos. Sea por su magnanimidad, por su brillo fantasmagórico; a veces incluso agitado, lo cierto es que siempre ha estado rodeada de mitos, como hombres lobo o la fertilidad, de los cuales no existe evidencia científica de nada de ello.
No obstante, sí que nos aventuraremos a lanzar una pequeña hipótesis: decíamos al principio que la luna embauca nuestros sentidos. No atreveremos incluso a decir que en ocasiones, la Luna llena nos altera. Y quizá no haya una razón tan descabellada para que esto sea así. De este modo, si tenemos en cuenta que fue Thomas Edison el primero en patentar la bombilla en 1880, tenemos siglos y siglos en la historia de la humanidad de noches de la oscuridad más absoluta. Claro está, a menos que apareciera, como no, la Luna en el cielo. Así, no sería de extrañar que las noches de luna llena, o en las que esta se acercara a su máximo, podrían haber sido aprovechadas para la organización de partidas de caza. Este comportamiento y las sensaciones que este conlleva, bien podrían haber quedado grabados en nuestra memoria genética o nuestro instinto, como muchos otros comportamientos.
Dicho esto, hay algunas curiosidades de la luna llena que nos gustaría destacar. Por ejemplo, una de ellas es su órbita. La órbita de nuestro satélite es elíptica, es decir, no describe una circunferencia perfecta, si no que se achata estando en unos momentos más cerca de la Tierra y en otro más alejado. Así, uno de los extremos de esta elíptica, el más lejano y denominado apogeo, se encuentra aproximadamente unos 50.000 kilómetros más alejado de la Tierra que el otro, el cual recibe el nombre de perigeo.
Así, en su ciclo, en ciertas ocasiones la Luna se encuentra más cerca de nosotros que en otras. Si da la casualidad de que en el momento del perigeo es también el momento en el que se esta produciendo una luna llena, estaremos asistiendo a lo que se conoce como una Superluna que podremos apreciar entre un 10% y un 15% más grande de lo habitual y mucho más brillante. Por otro lado con una explicación algo más simple, tenemos lo que se conoce como Luna azul. Decimos que se produce una Luna azul cuando se producen dos lunas llenas en un mismo mes.
Otro fenómeno relacionado con la Luna llena es la conocida como Luna de Sangre. Lejos de sangrar, el concepto es una forma corriente usada para describir aquellos momentos en los que la Luna se torna de color rojizo e incluso un poco cobrizo. Esto ocurre además durante los eclipses de luna,en donde la atmósfera de la Tierra filtra la luz azul y verde procedentes de la luz solar, dejando pasar la roja, la cual será la que refleje la luna.
Otra denominación para una Luna llena especial es la de la ‘Superluna de las flores’. Se trata de aquella que ocurre en mayo y cuya denominación procede de las tradiciones de las primeras tribus nativas americanas de agricultores, que la nombraron de esta manera al coincidir con la floración de muchas plantas allá donde vivían.
Existen numerosos y fascinantes aspectos relativos a la Luna y no existe necesidad alguna de recurrir a historias y creencias sin fundamento. Sin embargo sí es verdad que puede afectar a las erupciones volcánicas, o incluso al sexo de los anfibios.