A mediados del pasado mes de marzo, cuando el brote de COVID-19 empezaba a hacer estragos en Europa, el primer ministro del Reino Unido Boris Johnson declaró públicamente que no tomaría medidas drásticas de confinamiento para detener la epidemia. Su plan, duramente criticado posteriormente por la comunidad científica, contemplaba que si no se hacía nada para evitar el contagio masivo, la mayoría de la población del Reino Unido habría desarrollado inmunidad para cuando llegase la segunda ola de la epidemia, previsiblemente el próximo otoño.

A principios de abril Johnson era trasladado a la UCI debido al empeoramiento de su estado de salud por el coronavirus, tras dar positivo unos días antes. Una vez superada la enfermedad, el premier se mostró mucho más cauto a la hora de prever las medidas de desescalada en el Reino Unido, un país que a principios de mayo sumaba más de 28.000 fallecidos por la enfermedad y que ahora cuenta con más de 40.000 decesos registrados.

Medidas de confinamiento.

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Distanciamiento social y confinamiento

Las denominadas ‘intervenciones no farmacéuticas’ (NPI, por sus siglas en inglés) son una amplia gama de medidas que incluyen desde el aislamiento de los casos confirmados hasta el distanciamiento social o el confinamiento. En el mundo de la economía existen numerosos indicadores, entre ellos la previsión del crecimiento del PIB, que miden el impacto de estas medidas, pero ¿cómo medir el impacto sanitario? ¿Hasta qué punto estas medidas han servido para reducir el número de infecciones? ¿Y el número de muertos? Es lo que se ha propuesto un equipo de científicos del Imperial College, que han realizado una estimación del número de muertes que habrían tenido lugar si no se hubieran llevado a cabo las medidas de protección NPI a partir del cálculo de la velocidad de transmisión del virus. El estudio, publicado recientemente en la revista Nature, recopila datos de 11 países europeos: Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Noruega, España, Suecia, Suiza y Reino Unido, tomados desde mediados del mes de marzo hasta el día 4 de mayo.

El estudio publicado en Nature, recopila datos de 11 países europeos: Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Noruega, España, Suecia, Suiza y Reino Unido.

Para realizar su investigación, los científicos prefirieron no basarse en el número de reproducción (Rt)- el cual mide el número de personas que infecta un portador del virus- pues este es un indicador se basa en datos de casos, muchos de los cuales podrían no ser detectados, y, por tanto, comunicados. En su lugar, emplearon un cálculo retrospectivo que infería los niveles de infección a partir del número de muertes notificadas, un indicador que los investigadores consideraron más fiable a la hora de medir el impacto real de la epidemia.

Las medidas de confinamiento han dejado estampas insólitas, como las calles desiertas de París.
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Entre 12 y 15 millones de infectados

Y los datos explicaban lo siguiente: hasta el día 4 de mayo se habían infectado entre 12 y 15 millones de personas , lo que representa entre un 3,2 y un 4% del total de población del conjunto de 11 naciones. El país más afectado, según las predicciones, habría sido Bélgica, con un 8% del total de población afectada, seguido de España, donde se estima que se habrían infectado hasta 5,5 % de la población, una cifra similar al índice de prevalencia calculado por las autoridades españolas, estimado en un 5%. En Alemania, uno de los países europeos con menor tasa de crecimiento epidemiológico en relación a su tamaño y población, la tasa de infección sería únicamente de un 0,85%, la tercera más baja de los 11 países analizados, solo por encima de Austria (0,76%) y Noruega (0,46%).

Más de 3 millones de muertos más en Europa

Una vez analizados los datos de la incidencia epidemiológica, los investigadores realizaron una simulación del número de fallecidos si no se hubieran practicado las medidas de control no farmacéuticas. Los resultados obtenidos apuntaban a un total aproximado de 3.200.000 muertes, muy por encima de las 128.928 fallecimientos reportados en estos 11 países hasta el día 4 de mayo. Dicho de otro modo, si no se hubiera tomado ninguna medida, tendríamos que lamentar, según sus datos, unos 3,1 millones de fallecimientos más en gran parte de Europa.

Unos 450.000 fallecidos más en España

Según el modelo del Imperial College, si en España no se hubieran tomado medidas destinadas a contener la infección, el número de fallecidos a fecha de 4 de mayo habría ascendido a un total aproximado de 470.000, esto es, unos 450.000 más de las cifras oficiales documentadas en esa misma fecha.